Expedición Everest
Óscar Cardo ingresado en un hospital de Katmandú
Fue trasladado en helicóptero desde el Campo 2 afectado por el mal de altura
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Se acabó la ascensión al Everest para Óscar Cardo, al menos esta temporada invernal. El bombero conquense, que ejerce su profesión en Albacete tuvo que ser evacuado en helicóptero desde el Campo 2 para ingresar en un hospital de Katmandú. Para tranquilidad de familiares, amigos y el resto de la comunidad montañera, su vida no corre peligro, aunque en los últimos dos días ha sufrido un calvario. Distintas dolencias provocadas por el “mal del altura” han dejado ko al alpinista castellano-manchego, que no le quedó otra alternativa que perder altura de la manera más rápida posible para evitar un edema pulmonar o cerebral que, sin lugar a dudas, hubiese puesto en peligro su vida de forma inminente.
“
”, comenzaba explicando el montañero.
“Pero llegó un momento en el que empecé a encontrarme mal, tenía molestias por el pecho, por el vientre, me dolían los riñones, notaba cansancio y como si algo me estrujase por dentro. Hubo un momento en el que me quedé tirado en la nieve retorcido de dolor y sin apenas fuerzas para continuar, mis compañeros avisaron al helicóptero pero el aparato no podía llegar a esa altura, era muy tarde y el viento no aconsejaba vuelos tan alto, y además se echó la noche encima y pasé un velada horrible, retorcido en la tienda y sin posibilidad de moverme para perder altura”, narraba Cardo.
“Álex Txikon y el resto de compañeros estaban realmente preocupados y temiendo lo peor, así que comenzaron a preparar una evacuación en condiciones extremas. El doctor Antonio Cid, médico de urgencias en el 112, nos fue tranquilizando desde España y dando las primeras indicaciones, y además tuvimos la fortuna de contar con el único piloto de Katmandú que es capaz de meter el helicóptero ahí arriba, casi a 7.000 metros de altura, y además con buenas condiciones climatológicas para volar.
Así que en un rato pasé de estar en condiciones extremas a ocupar una cama en el hospital donde me están sometiendo a todo tipo de pruebas”, explicaba el montañero.
Sobre las posibilidades de incorporarse a la montaña junto a Álex Txikon y el resto de la expedición, Óscar Cardo afirmaba con contundencia: “Imposible, olvidado totalmente, no puedo someter mi cuerpo a esas condiciones de nuevo cuando todavía no he iniciado la recuperación, tanto los médicos de España como los de Nepal me han dicho que me olvide, es lo más sensato y razonable, el cuerpo ya me ha dado un palo gordo y no hay que tentar a la suerte. Es una pena, iba muy fuerte y con unas ganas terribles, pero no puedo someter a mis órganos internos a ese nuevo estrés que provoca esa altura sin el uso de oxígeno. En un par de días estaré de nuevo en casa. Otro año será”.
Así las cosas, el panorama se complica para Álex Txikon y los sherpas Pechumbe Sherpa, Tenjen Sherpa y Chiji Norbu. La cumbre se pone cada vez más difícil. “Nunca había estado en una montaña con unas condiciones tan duras, el viento se nos ha llevado varias tiendas, el frío es extremo y como te desprotejas te puede costar la amputación de un dedo, la cascada de hielo se mueve cada día y para superar las grietas hay que clavar estacas, rapelar y salir escalando por el otro lado, y eso lo haces quince veces cada día. Mis compañeros han intentado llegar al Campo 3 y la pared del Lhotse no para de arrojar piedras empujadas por el viento. Es la tercera ocasión en la que Álex intenta una expedición al Everest en invierno y me comentaba que nunca se había encontrado algo así. Ellos van a agotar todas las posibilidades, pero está claro que no va a ser fácil, las opciones son remotas tras las bajas de Jonatan y ahora la mía, no es lo mismo contar con seis alpinistas trabajando ahí arriba que hacerlo con cuatro, los esfuerzos se multiplican. Ojalá y lo consigan, les deseo la mejor de las suertes”, concluye Óscar Cardo.