Por Julio Martínez

No me preguntes que no te voy a contestar

Alejandro Talavante sale a hombros en una tarde de toreo caro con una pobre corrida de Parladé

Talavante en la imagen de María Vázquez

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Es la frase de la feria. Con permiso de la de “bien picador” que emanaba cada tarde de las entrañas del 9. La primera y la segunda la escucharon en COPE. Esta última la de un joven al que le gustan los de oro a caballo, a los que él llama “pinchadores”. La primera la dijo Daniel Ruiz. ¿Por qué? En fin… “El encaste minoritario es minoritario porque no embiste”. “Qué barbaridad”. “Olé mi Juli”. Y así hasta Alcaraz y volver. Andando, por supuesto. ¿Os sorprende? A mí, por supuesto, no.

Alejandro Talavante es de los que prefiere que no le pregunten por cosas a las que no necesita contestar hablando. Un torero vetado en media España no necesita verbo sino toro. Su valía radica en sus muñecas. Es el torero del momento. Su pelo largo, con claro efecto mojado, dejó huella en una feria que necesitaba de su toreo.

Frescura, elegancia, sobriedad, estoicismo y mucha, mucha calidad. Toreo del caro. Torería y pasión. Alejandro Talavante puso los puntos sobres las íes. Dejó claro que, hoy por hoy y con el permiso de JT, es el torero del momento. No le importó la basta condición del sardo que hizo tercero. Fue capaz de remontar una tarde a contraestilo. A plaza llena, con figuras y última de feria. Eso pesa.

Qué pedazo de torero es Alejandro Talavante. Entiéndase lo de pedazo como adjetivo aumentativo. Una superioridad absoluta. La capacidad de embelesar a las casi 9.000 personas que abarrotaban la mal llamada Chata. Su mejor faena en doce años en Albacete.

Aquí en La Mancha, el pacense sigue siendo un novato. El público –mayoritario en Albacete- parece no dar cabida a este tipo de toreros. En cuatro años, las obras de más entidad las ha dejado él. Talavante. Torero. Unas “t” gemelas que en este septiembre cuesta mencionar. Estas dos “t” hacen caer por su propio peso al rancio sistema que ha contagiado a una frágil Tauromaquia.

Si ya de por si era caduco y desprendía ese hedor corralero y tercermundista. La luna de Talavante está llorando, que diría el Granaíno. Y cuando coge la muleta, como dice Pedro, torero torero. Magia en las muñecas, hace vibrar a la plaza. No se desplanta mirando a los tendidos, torea desafiando con sus ojos a la gente. Demostrando que es él quien manda aquí.

Alejandro Talavante. La fusión de la vida y la muerte. El semblante de la pasión y la devoción. El torero de la jet set. El hombre que cae bien entre los que aman el arte de Cúchares. Cuando se abre de capote, mientras traza pinturas con la franela y en el viaje hacia la muerte con su endeble pero letal espada. No le preguntes, él no contesta. Él torea. Alejandro Talavante.