INFORMACIÓN TAURINA
En busca de un pliego sin dobleces
Tercer intento de adjudicación de la plaza de toros de Albacete
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Más de 18 meses es el tiempo que el coso de la calle Feria, bien guardada por los maestros Dámaso y “Chicuelo”, sigue sin una empresa que dirija sus destinos. Es de justicia indicar que ha habido una pandemia con una crisis sanitaria, humanitaria y económica de por medio, pero también es verdad que los dos amagos de pliegos elaborados desde el Ayuntamiento de Albacete han sido una auténtica concatenación de errores garrafales que han puesto los focos taurinos nacionales en nuestra ciudad, y no precisamente para bien. En resumen, tras un primer pliego tardío y con varios cabos sueltos, otro más con dos leves pinceladas que no evitaron que fuera un documento obsoleto, gravoso para los empresarios y sin garantías de un espectáculo de calidad para los aficionados, el alcalde y responsable de la cuestión taurina, Vicente Casañ, junto al vicealcalde Emilio Sáez, tienen ante sí la última oportunidad para enmendar todos los desaguisados anteriores y, como hiciera en su momento el mítico Pepe Luis Vázquez, pueden hacer el quite del perdón y lograr que los pitos se conviertan en una rotunda ovación.
Ahora bien, tras la frustrada adjudicación en el pasado mes de diciembre, donde el único licitante, REYMA taurino, diera la espantada ante la información publicada por COPE Albacete donde se publicó que no contaba con la solvencia económica necesaria, los tiempos vuelven a estar más que ajustados y cuando nos acercamos a San Valentín, el nuevo pliego sigue sin ver la luz. Lo único sabido se ha conocido por medio de La Tribuna de Albacete, donde se explican ciertas líneas maestras sobre la duración del contrato (un año inicial más dos prórrogas de dos años cada una), seis festejos en ese primer año, y la posibilidad de organizar menos festejos en caso de verse reducido el aforo por cuestiones sanitarias devenidas del COVID-19. Ahora bien, múltiples interrogantes se plantean y que no quedarán aclarados hasta que se publique el pliego. Vayamos al quid de la cuestión.
¿Qué sucede con el canon? ¿Seguirá la senda de pliegos que ya han visto la luz en estos tiempos tan oscuros y que oscila la cuantía entre 0 y 6.000 euros, o se mantendrá la cantidad exigida en anteriores documentos, de unos 61.000 euros anuales? ¿Cómo se van a perfilar los carteles para la próxima feria taurina de Albacete si las tablas de actuaciones de los toreros, novilleros y ganaderos de 2019 son ya papel mojado, desfasado en el tiempo y alejado de la realidad actual? ¿A qué obligaciones tendrá que hacer frente el futuro empresario en cuanto a la Escuela taurina, clases prácticas, novilladas sin picadores, formación de los docentes? ¿Se mantendrán las exigencias de desencajonada, gala de presentación de los carteles y similares? ¿Cómo se van a baremar las cuestiones objetivas y subjetivas a la hora de evaluar las distintas ofertas presentadas? ¿Va a sufrir modificaciones la solvencia técnica, es decir, la experiencia gestionando ferias similares requerida para poder presentarse al concurso de adjudicación? Cierto que Albacete es una plaza seria y cualquiera no puede gestionarla, pero la experiencia no puede ser un embudo por el que pocos puedan entrar. Debe haber luz y taquígrafos y que se quede con nuestra plaza el que mejor oferta presente y que traiga bajo el brazo un proyecto ilusionante para toda la afición y que logre revitalizar una de las ferias más importantes del mes de septiembre.
Albacete se la juega. Y no es una frase hecha. Que se organicen carteles de categoría, interés y que causen una grata impresión tanto dentro como fuera de nuestra ciudad, es clave para ayudar a mejorar la maltrecha situación de la Nueva York de la Mancha. Un paso más para intentar recuperar parte de nuestra vida que ya parece demasiado lejana, pasa por inyectar una buena dosis de optimismo por medio de la conjunción toro y torero, ambos con todas las letras. Hay que aglutinar esfuerzos y acertar con la receta del éxito: figuras, toreros revelación, toreros locales que se lo hayan ganado en el ruedo (ojalá sean muchos y buenos) y la cuota de diversidad de encastes que debe tener cabida en nuestro abono. Es el momento de que Casañ consiga que el pliego que vea la luz sea un ejemplo. Queda por saber si será un ejemplo a seguir, o un ejemplo teórico y práctico de lo que no hay que hacer. Ojalá no sea, por tercera vez, de esto último, porque el cupo de fracasos ya hace tiempo que se rebasó. Y con creces.