El ciclón Navalón arrolla en Albacete

Lorenzo del Rey | COPE Albacete

Ser torero y querer serlo. Tan sencillo como eso. Cartel de “no hay localidades para hoy”, trenzando el paseíllo junto a Manzanares y Roca Rey. ¿Qué más se podía pedir? Pues que Navalón saliese a por todas, cosa que hizo en sus dos toros. Cortó una en el primero, con polémica presidencial incluida, y arrancó otra en el sexto, lo que le sirvió para salir a hombros y decir que quiere ser alternativa a varios nombres actuales y que desea profundamente abrirse hueco. Por su parte, Manzanares tuvo una irregular tarde mientras que Roca sumó un festejo más, de poco relieve. La corrida de Jandilla fracasó por presentación y juego, donde solo el primero fue el menos malo de un encierro de suspenso.

Porque el agravio comparativo, ese listón de la exigencia a la hora de conceder un segundo trofeo es la cantinela que este que firma los artículos repite cada Feria como si estuviese recitando el Padre Nuestro. Porque si la presidenta Genoveva le concedió dos orejas casi del tirón a Luque cuando la cosa era más de una, suena y sabe a racanería no conceder el segundo trofeo a Navalón en el toro de su alternativa y todavía con secuelas de la cogida sufrida hace unos días. De acuerdo en que la faena no fue la más rotunda del mundo, y la espada quedó con mácula, algo caída, pero hubo mucho arrojo, toreo de capote e, incluso, porta gayola. Cierto que el toro estuvo cogido con pinzas y eso también restó contundencia. Pero claro, el embudo tiene que ser siempre, como dice mi buen amigo Fernando, o por lo gordo, o por lo fino. Porque luego te miden como mides tú. Cría cuervos y te sacarán los ojos. Bronca presidencial mediante, en este caso.