Los pantanos de Guadalajara volverán a recobrar vida tras la sequía: "Tuvimos que cerrar"

La ribera de los embalses de Entrepeñas y Buendía se han desarrollado en base al agua. Bonanza y sequía marca la dirección de decenas de negocios

Javier Herrero

Madrid - Publicado el - Actualizado

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César del Saz es de Guadalajara. Los embalses de Entrepeñas y Buendía nunca le han pillado del todo a mano, sin embargo, gracias al instituto y en uno de los viajes de Semana Santa que organizaba el Buero Vallejo descubrió la que hoy es una de sus pasiones: "Me enamoré, me encantó el windsurf, la vela y ese mismo año me saqué el título de monitor y a echar horas en el agua".

Desde entonces ha pasado varias décadas de su vida con una vinculación a ambos pantanos muy estrecha. Ha trabajado de monitor de vela en varios clubs naúticos e incluso, antes de la crisis económica de 2008 se lanzó a la aventura con su hermano y juntos se hicieron con una casa en Alocén con la idea de dedicarla al turismo rural. Desgraciadamente nada les acompañó, la crisis económica tan dura de aquellos años que hizo que el turismo y los alquileres se desplomaran y sumado a años hídricos muy pobres, fueron haciendo que cada vez la viabilidad fuera más complicada hasta el desenlace de hace unos pocos años: "todo iba bien, pero entre tuvimos que cerrarla hace unos años, antes de la pandemia. Aquí dependes mucho del agua y sin ella viene mucha menos gente".

Los pueblos ribereños de ambos embalses están muy enfocados en el sector servicios: hostelería, restauración y actividades al aire libre. Sin embargo esta zona tiene la peculiaridad de que no solo dependen del buen tiempo como pueden hacerlo otras actividades turísticas, si no que también dependen del agua. Con esto en mente, cobra especial relevancia el dato de que desde hace 12 años no se veía en Entrepeñas y Buendía la cantidad de agua embalsada que hay hoy.´ç

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Una vida de incertidumbre

Este año tiene buena pinta y la previsión es que las actividades acuáticas en todos los clubes náuticos de los embalses se multipliquen, lo que no se sabe, porque nadie lo sabe, es cuando volverá a hacer efecto la sequía. "Recuerdo un año en el que en la zona del viaducto casi se podía cruzar el embalse de un salto. Es el peor del que tengo memoria. Entonces decían que estaba al 18%, pero justo al año siguiente fue uno de los mejores, casi me podía subir a la presa desde la embarcación".

Todo aquí es así de volatil, nadie sabe a ciencia cierta cómo va a venir el año hidrológico y en Entrepeñas y Buendía es mucha la gente y los negocios que dependen de ella.