La denuncia de Teresa, afectada por el robo en la tumba de su abuelo: "Se les deberían caer las manos"
Los robos de crucifijos en varias localidades toledanas ascienden a más de 500 y la Guardia Civil ya investiga que puede estar sucediendo
Toledo - Publicado el - Actualizado
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La oleada de robos en cementerios de la provincia de Toledo no cesa, incluso va a más. Los ladrones de tumbas no se apiadan ni del descanso eterno de los que ya no están entre nosotros y cada mañana, el temor por nuevos robos conmueve a los vecinos de Toledo.
Han sido varias localidades; Lucillos, Cebolla, Lagartera, Gamonal, Torrijos, Bargas, Los Yébenes... En el camposanto de Torrijos se llevaban 134 crucifijos, en Bargas en torno a 150 crucifijos o el último que se ha sumado a la lista de víctimas de estos delitos, Dosbarrios, donde hasta 120 crucifijos han sido sustraídos de las sepulturas.
Curiosamente, las cámaras de seguridad del municipio dejaron de funcionar 48 horas antes del incidente, a excepción de las instaladas en el Ayuntamiento que cuentan con un sistema diferente. Las autoridades locales sospechan de un posible sabotaje o el uso de un inhibidor durante el robo, que aparentemente ocurrió a última hora de la tarde del domingo.
En COPE Toledo hemos hablado con Teresa de Jesús, concejal de Cultura y Festejos, además de afectada, "los vecinos no se esperaba eso. están muy cabreadas y pues mal, porque son cosas que tienen su valor, y es lo que es sentimentalmente, un valor sentimental muy grande".
Actualmente, el cementerio permanece cerrado mientras la Guardia Civil recoge pruebas, "han estado tomando huellas, pero las cámaras pues estaban inhibidadas con un inhibidor".
Teresa nos contaba que este suceso le ha tocado personalmente "me ha tocado con la tumba de mi abuelo, entonces pues imagínate, si da mucha rabia, es una cosa sentimental. Ya no es el dinero que te hayas gastado en un sitio, es sentimental el dolor que al ver la lápida y ver la cruz con los agujeros cortados y menos mal que no han roto nada. Ha sido muy limpio en este sentido".
Cuando Teresa supo que habían tocado la lápida de su abuelo pensó en su familia "cada vez que se habla del cementerio, mi abuela empieza a llorar. Ojalá se le hubieran caído las manos al que lo ha hecho o se hubiera quedado pegado ahí"