HISTORIA Y TRADICIÓN
Cien años de historia y tradición en una fonda familiar: "Mi tatarabuelo ya servía a domicilio"
Desde 1924, la familia Beltrán ha estado al frente de La Fonda, una casa de comidas que hoy, en manos de Alfonso Beltrán, celebra un siglo de historia en el sector de la hostelería española. En esta entrevista, Alfonso repasa los inicios, desafíos y transformaciones de una tradición que sigue viva
Toledo - Publicado el - Actualizado
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La historia de La Fonda y la familia Beltrán es una de tradición, evolución y resistencia en el mundo de la hostelería. Alfonso Beltrán, la quinta generación al frente de esta empresa, comparte la fascinante trayectoria de su familia desde los humildes orígenes en 1848 hasta el próspero negocio que es hoy. Todo empezó cuando su tatarabuelo, Francisco Ramón Beltrán Molins, comenzó a recorrer los pueblos vendiendo licores y café con una mula y un carrito. Este pequeño negocio evolucionó en cada generación, pasando por ventas ambulantes de horchata, limonada y agua de cebada, hasta que su abuelo fundó La Fonda en 1924 en Torrijos, Toledo. Era un establecimiento sencillo, con apenas una docena de habitaciones y un comedor, que se convertiría en el núcleo de la historia empresarial y familiar de los Beltrán.
"Desde pequeño quise ser locutor de radio", confiesa Alfonso entre risas, mientras comenta cómo la vida lo llevó finalmente al negocio familiar, a pesar de sus años como DJ. Su relación con la música lo acercó a los negocios de su familia, que incluían discotecas y eventos, pero fue en la hostelería donde encontró su verdadera vocación.
El Catering y las Bodas: La Revolución de los Beltrán
La Fonda fue solo el inicio. Con los años, la familia Beltrán fue ampliando el negocio y comenzó a ofrecer servicios de catering a eventos de gran envergadura, desde cacerías hasta bodas, consolidándose como una referencia en el sector. La cocina de los Beltrán ha sido reconocida por su calidad y atención al detalle, algo que Alfonso destaca con orgullo: “Uno de los menús clásicos incluía trucha a la riojana y medallones de ternera, platos que muchos recuerdan con cariño".
En los años 50, su padre introdujo una modalidad innovadora para la época: el catering para cacerías y bodas, donde atendían tanto a la élite española como a grandes personajes internacionales. Desde entonces, las bodas se convirtieron en una de las principales fuentes de negocio para la familia, marcando una época en la que la calidad y la atención eran sello de identidad. Alfonso recuerda cómo, en aquellas primeras bodas, el equipo de su padre y su tía transportaba comida, mesas y sillas en un camión de lona, recorriendo pueblos y acondicionando cines de verano o terrazas como improvisados salones de banquete.
Evolución y Desafíos en el Siglo XXI
La llegada de Alfonso a la gestión del negocio no fue fácil. La crisis sanitaria del COVID-19 supuso un reto mayúsculo para la hostelería y también para la empresa familiar. “Inauguré un restaurante justo antes de la pandemia y tres meses después nos cerraron”, cuenta. Sin embargo, el catering y las bodas lograron mantenerse y, con el tiempo, la empresa ha ido creciendo y diversificándose. Hoy, Alfonso gestiona seis fincas, incluidas dos en la Comunidad de Madrid y otras en la zona de Talavera, donde siguen ofreciendo sus servicios.
A pesar de los cambios en el mercado y la economía, Alfonso mantiene el enfoque en la calidad y el servicio. En la actualidad, los eventos que organiza incluyen cócteles de más de 14 referencias y hasta 10 estaciones de comida. Aunque el negocio ha evolucionado, Beltrán no olvida las tradiciones. "Mis padres siempre decían: ‘Hijo, hazlo bien, que de una boda salen dos’. Y es cierto, la calidad es clave".
La Hostelería en España: Motor Económico y Social
Alfonso también aprovecha la ocasión para reflexionar sobre el papel de la hostelería en España, a la que considera "el auténtico motor económico del país". Para él, los bares y restaurantes no solo generan empleo y riqueza, sino que también son el alma social de cada pueblo y ciudad. Con una visión crítica, lamenta la falta de apoyo al sector, en especial en zonas rurales, donde hoy es casi imposible mantener un bar abierto debido a los elevados costos.
"En un pueblo sin bar, no hay vida”, afirma Beltrán, señalando la importancia de los bares como centros de la vida social y económica de los pueblos pequeños. En muchos lugares, la única forma de mantener abiertos estos establecimientos es mediante ayudas de los ayuntamientos, que deben asumir parte de los gastos para evitar que estos cierren.
El Futuro: Una Nueva Generación
La continuidad de la tradición familiar es algo que Alfonso también considera, especialmente pensando en su hijo, Rafael. Aunque Rafael tiene intereses diversos, incluyendo los toros, ha mostrado interés en estudiar hostelería, lo cual llena de orgullo a Alfonso. "Lo importante es que haga lo que le guste", comenta su padre, recordando que a él nunca le forzaron a seguir el camino de su familia.
Este viernes, la familia Beltrán celebrará los cien años de La Fonda con un evento especial en el que repasarán la historia y los momentos clave de su trayectoria. Con fotografías antiguas, menús tradicionales y anécdotas familiares, Alfonso espera rendir homenaje no solo a su familia, sino a todos los que han formado parte de esta historia. La Fonda Beltrán representa el esfuerzo, la constancia y la pasión de cinco generaciones por un oficio que no solo da de comer, sino que une a las personas.
Mientras se prepara para la celebración, Alfonso sigue adelante con una frase en mente: “Tú hazlo bien y verás cómo la gente viene”. Es su lema, su compromiso y el legado que espera dejar en esta empresa centenaria que aún tiene mucho por ofrecer.