De Ávila a Roma: El Cristo de San Juan de la Cruz que inspiró al de Dalí expuestos juntos
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Justo antes de terminar el año 1948, Salvador Dalí realizó un breve viaje privado a Ávila porque, al parecer, quería hacer una película sobre Santa Teresa de Jesús. A su llegada al Monasterio de La Encarnación, lugar donde se forjó la vocación de la santa, se encontró con un dibujo que le impactó sobremanera por la perspectiva tan moderna que mostraba de la crucifixión en el siglo XVI. Se trataba de un Cristo, pintado en su día por el también abulense San Juan de la Cruz, y que las madres carmelitas de aquella comunidad conservaban como una reliquia. Tanto le sobrecogió aquel dibujo, que le inspiró para pintar una de sus obras maestras, de perspectiva inconfundible: el Cristo que bautizó con el nombre del místico abulense, aunque también se le conoce como el Cristo de Port Lligat (1951). Hay historiadores que aseguran que aquel encuentro de Dalí con el pequeño dibujo de San Juan de la Cruz supuso la entrada del pintor en su fase mística.
Ahora, obra e inspiración podrán contemplarse juntas por primera vez en la exposición “El Cristo de Dalí en Roma”. Se trata de una muestra promovida por el Dicasterio para la Evangelización, como preparación al gran Jubileo universal del próximo 2025. Se inaugura este lunes 13 de mayo y se puede visitar de forma gratuita hasta el 23 de junio en la iglesia de San Marcello al Corso, en el centro de Roma.
Y es que, como explicó ayer miércoles la organización de la muestra, “el pequeño dibujo-reliquia de Cristo Crucificado creado en la segunda mitad del siglo XVI por San Juan de la Cruz tras recibir una revelación mística” se sigue conservando en el Monasterio de la Encarnación, de Ávila. y llegará a Roma “gracias a la generosidad del monasterio y del obispo de Ávila, Monseñor Jesús Rico García”, señala la citada nota. Precisamente Mons. Rico acompañó el pasado martes hasta La Encarnación a la persona enviada por el Dicasterio para la Evangelización para que pudiera recoger la citada reliquia, que había sido cuidadosamente preparada por la comunidad de carmelitas descalzas, que recibieron esta noticia con gran alegría.
Tanto el Cristo de Dalí como el dibujo de San Juan de la Cruz se mostrarán, por vez primera, una al lado de la otra. Como destaca la nota vaticana, va a ser una gran oportunidad “para observar dos obras en diálogo, igualmente vertiginosas de fe y esperanza. Si bien Cristo visto desde arriba -en ambas obras- aparece aún más aplastado por el dolor, sabemos que lo estamos mirando tal como el Padre lo vio desde el cielo en el momento en que el Hijo volvió a poner su espíritu en sus manos, así sumergiéndonos en su misericordia, sintiendo que también nosotros somos mirados”.
“Además de su extraordinaria belleza artística, el tema de la esperanza cristiana, que transmite el cuadro de Salvador Dalí, lo hace especialmente adecuado para el contexto del Jubileo”, se indica en la nota. “La esperanza surge ante todo de Cristo, flotando en las tinieblas, que se ofrece desde arriba, como si el espectador lo viera con los ojos del Padre, por la redención de un mundo que, inmediatamente abajo, parece haber encontrado un refugio luminoso de salvación”, continúa la nota de la organización de la muestra.
Para la diócesis de Ávila es algo muy especial que una reliquia de nuestros grandes místicos forme parte de una exposición a nivel internacional, auspiciada por el Vaticano como preparación del gran Jubileo universal de 2025. Un momento histórico el de ver ambas obras juntas y comprobar cómo la belleza de la fe forma parte intrínseca de nuestra cultura y es inspiradora de grandes obras de arte que forman parte de nuestra historia común.
Datos de la exposición
La muestra “El Cristo de Dalí en Roma” es la tercera cita de arte y fe de la exposición “El Jubileo es cultura”, después de “El Greco en Roma”, que se exhibió entre septiembre y octubre de 2023 en Sant’Agnese en Agone, que con más de 288.000 visitantes en un solo mes tuvo un enorme éxito, y la exposición “100 Pesebres en el Vaticano”, entre diciembre de 2023 y enero de 2024, que registró una afluencia de más de 280.000 visitantes.
El hecho de elegir al pintor de Figueres como protagonista no es casual. Y es que se considera a Dalí como “un artista espiritualmente inquieto, seguro de la existencia de Dios y fascinado por la belleza de Cristo, y aunque ciertamente no puede ser considerado un prototipo de catolicidad lineal, sigue siendo una figura emblemática de un hombre del siglo XX, casi contemporáneo, habitado por una poderosa nostalgia de Dios”, se señala desde la organización.
La elección de la iglesia también tiene una explicación. San Marcello al Corso alberga un importante crucifijo de madera considerado milagroso durante la epidemia de peste que afectó a Roma en 1522. Y fue lugar de peregrinación del Papa Francisco para pedir por el fin de la pandemia de coronavirus.
Las obras
‘El Cristo de Port Lligat’ data de 1951, tan sólo dos años después de la visita de Dalí a Ávila. Se trata de un óleo sobre lienzo de 204,8 por 115,9, que se conserva en la Kelvingrove Art Gallery and Museum, de Glasgow. Muestra a Jesús crucificado, tomado en perspectiva y visto desde arriba, cuya cabeza, mirando hacia abajo, es el punto central de la obra. Se representa a Cristo desde arriba, desde donde podría verlo Dios Padre, como si el artista se arrogara ese papel. La parte inferior del cuadro es un paisaje apacible, formado por la bahía de Port Lligat. El fuerte claroscuro sirve para resaltar la figura de Jesús y provocar un efecto dramático. Cristo es representado de forma humana y sencilla. Tiene el pelo corto, muy distinto a las representaciones clásicas de Jesús con el pelo largo, y tiene una posición relajada. Cabe señalar que Cristo no está herido ni está clavado a la cruz; no hay llagas ni heridas ni mucho menos sangre. Parece que flota junto a la cruz.
Por su parte, el dibujo del Cristo realizado por San Juan de la Cruz está realizado en tinta sobre pergamino, mostrando una estampa elíptica con unas dimensiones de 7 x 5 cm. aproximadamente. La tradición dice que el santo de Fontiveros lo pintó tras una revelación mística sobre Jesús en los momentos de la crucifixión, quizás en los instantes de mayor agonía. Destaca cómo muestra a Cristo desde una perspectiva subjetiva, en la cual, el observador mira desde arriba a modo de vista aérea a la cruz en forma de equis y por ello en diagonal, ubicándose el punto de fuga lateralmente elevado, y el cono de visión se abre en perspectiva al cielo y a la tierra, siendo por tanto un modo poco convencional de reproducir una escena generalmente realizada en aquella época desde una visión frontal o lateral. También destaca la proporcionalidad y los detalles minuciosos del cuerpo humano, lo que acentúa el sentido gravitacional del cuerpo colgado a modo de peso muerto y sostenido por los clavos.