Nuevo Futuro gestiona 3 hogares en Burgos para 18 jóvenes tutelados por la Junta de Castilla y León

Dos de estos hogares de acogida están ubicados en Burgos capital y el tercero en Aranda de Duero

Sergio Corral

Burgos - Publicado el - Actualizado

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El claustro del Monasterio de San Juan de Burgos capital acoge hasta el domingo -en horario de 11 a 14 y de 17 a 21 horas- el rastrillo solidario de Nuevo Futuro. Hasta el próximo domingo al mediodía, podrás encontrar miles de artículos donados para su venta por particulares y empresas. Se trata de una cita que organizan cada dos años y que superó los 10.000 euros recaudados en 2021.

Con este sencillo gesto, el de acudir y comprar alguno de los productos que se han puesto a la venta, estás ayudando a muchos adolescentes tutelados por la administración a los que Nuevo Futuro le aporta lo más parecido a un hogar. "Algo de lo que ellos no han podido disfrutar por diferentes circunstancias la vida", según explica Begoña Areizaga, vicepresidenta de la asociación en Burgos.

Nuevo Futuro gestiona desde 1988, en colaboración con la Gerencia territorial de Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León, diferentes hogares de acogida para que los niños, niñas y jóvenes que entran a formar parte del Sistema de Protección a la Infancia, porque no pueden vivir con sus familias "por difíciles circunstancias o porque sufren cualquier tipo de abandono o abuso". Se trata de que "puedan disfrutar de un entorno afectivo, protector, seguro y estable, tanto física como emocionalmente".

Los niños, niñas y adolescentes que conviven en estos pisos cuentan con el apoyo constante de los profesionales y volulntarios de Nuevo Futuro. En el caso concreto de los dos pisos de Burgos y el de Aranda de Duero trabajan un total de 12 profesionales, cuatro por cada una de las viviendas. "Las noches siempre las pasan con una profesional que hace noche en cada piso y luego cuentan con apoyos puntuales para diferentes tareas del resto de cuidadores".

La Asociación recibe de la Junta de Castilla y León una asignación económica que viene a cubrir el 70% de lo que supone mantener en funcionamiento los tres hogares de acogida. El resto es financiado gracias a las donaciones y los beneficios que se obtienen, por ejemplo, en el mercadillo solidario.

El perfil de los jóvenes que terminan en este tipo de viviendas ha cambiado mucho en los últimos 25 años. Antes, explica Areizaga, "llegaban con hambre, algo que se resuelve rápidamente. Ahora recibimos a niños no queridos, maltratados o víctimas de alguna adicción".

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