La Policía declara "infructuosa" la investigación sobre Marisa Villaquirán en Miranda de Ebro (Burgos)

La búsqueda de la desaparecida en 2004 se extendió a un local de la familia del exmarido

Europa Press

Publicado el - Actualizado

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El subdelegado del Gobierno en Burgos, Pedro de la Fuente, ha informado hoy de que los trabajos realizados en la jornada de este jueves en Miranda de Ebro, en los que la Policía buscaba el cuerpo de Marisa Villaquirán, han sido "infructuosos", y que la jueza ya tiene "el informe policial", a expensas de que ordene "nuevas diligencias".

De la Fuente ha explicado, tras el minuto de silencio por una víctima de violencia de género asesinada en octubre en La Rioja, que la Policía "maneja, con absoluta discreción", esta "principal" línea de investigación y la jueza tendrá que decidir "si se continúa en líneas colaterales".

El subdelegado del Gobierno ha asegurado que "podría darse el caso" de volver a la iglesia evangélica donde ayer investigó la Policía. La búsqueda en el templo de los evangélicos de Filadelfia se ha prolongado a lo largo del día y la noche de ayer y la madrugada de hoy, una investigación que se centró en el inmueble religioso y en el edificio anexo "que es propiedad de la familia".

En el rastreo participó el grupo operativo técnico de la Policía Nacional, que se desplazó desde Madrid "con georradares y los últimos medios, que no había hace 20 años". Este despliegue explica "la importancia que se le concedió a esa información recibida por los Cuerpos de Seguridad, que no ha fructificado.

De la Fuente ha valorado y felicitado a los agentes desplazados hasta Miranda de Ebro por el trabajo realizado y ha recordado que en las unidades policiales tienen "un índice buenísimo en las ratios nacionales de esclarecimiento de los hechos delictivos, cuando son de esta gravedad". Es un caso en el que "la Policía no ceja. Se reabren los casos. Casos dormidos se vuelven a retocar periódicamente", ha recordado.

Marisa Villaquirán desapareció en la tarde del 7 de diciembre de 2004. Su exmarido, sobre el que recaen todas las sospechas policiales, fue juzgado y condenado a 14 años de prisión por un delito de detención ilegal. Al hombre no se le pudo imputar el delito de asesinato porque nunca apareció el cuerpo de la mujer, ni los medios usados para provocar su muerte.