Quinientos años después, los titos siguen repartiéndose por San Antón en Gamonal (Burgos)
20.000 raciones de esta legumbre fueron cocinadas con mimo en 17 grandes calderas para deleite de burgaleses y visitantes en una traidición con siglos de historia
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Como hace más de cinco siglos, la Cofradía de San Antón ha repartido este miércolesen el barrio de Gamonal (Burgos) 20.000 raciones de titos, una legumbre similar al garbanzo pero más aplanada y áspera que ya solo se cultiva para dar gusto a esta fiesta popular, que ha reunido a miles de burgaleses cargados con platos, cazuelas y envases, este día de San Antón.
La lluvia, persistente en algunos momentos, y el fuerte viento no ha desanimado al público asistente, que desde las nueve de la mañana ha estado haciendo cola frente a la sede de la Cofradía, en el Pueblo Antiguo de Gamonal, al tiempo que vigilaba la cocción de los titos, que ha arrancado a las ocho.
El reparto de los titos es una tradición única en España, con quinientos años de antigüedad, pues los primeros documentos que la atestiguan datan de 1502, cuando los cofrades repartían la legumbre entre los peregrinos del Camino de Santiago que pasaban por lo que entonces era el pueblo de Gamonal, convertido en barrio de Burgos a mediados del siglo pasado.
La celebración de esta fiesta, reconocida como de Interés Turístico Regional, solo se ha visto interrumpida en una ocasión, en el año 2021 por la pandemia, y en ella se implican los treinta miembros de la Cofradía, para los que comienza cinco días antes del 17 de enero, con la preparación de los productos del potaje.
Titos, cebolla, ajo, pimientos y guindillas
A los 2.000 kilos de titos, que produce un agricultor de Villasidro especialmente para la cita burgalesa, se les acompaña con 250 kilos de ajos, 250 kilos de cebolla, alrededor de 1.500 pimientos calahorranos y otras tantas guindilla, aceite, sal, pimentón dulce y picante y laurel, ha explicado a EFE Tomás Santamaría, prior de la Cofradía este 2024.
“Los titos se han puesto a remojo el día antes”, ha indicado, y con todas las verduras picadas, a las cinco de esta madrugada, los cofrades han empezado a sacar calderos y calderos de titos, para que a las ocho, cuando han llegado los bomberos a prender el fuego (de leña), se pudiera empezar el guiso, con permiso de la lluvia que ha acompañado buena parte de la jornada festiva.
Los titos se han cocido en diecisiete calderas, donde han permanecido hasta la una de la tarde, cuando se ha iniciado el reparto, que ha abierto la alcaldesa, Cristina Ayala; y mientras los titos se hacían, la iglesia de la Real y Antigua de Gamonal ha acogido la tradicional misa de San Antón, seguida por la bendición a los animales del barrio a sus puertas.
Tradición que sufre el aumento de precios
‘Los Titos’ son una de las fiestas más arraigadas de Gamonal, cita imprescindible para muchas familias, que perdió hace tiempo su carácter caritativo, pues la legumbre se utilizó en su momento para alimentar el ganado pero también para purés y potajes en épocas de hambruna.
Ahora es una fiesta popular que cada año cuesta organizar un poco más, ha lamentado Santamaría, por el incremento de los precios, que ha hecho que se hayan duplicado los costes: han pasado de 7.000 a 15.000 euros; y este año, además, el precio del aceite los ha disparado, con un encarecimiento de 700 euros.
Mucho dinero para una cofradía pequeña, que se nutre de sus socios, de las rifas y de la ayuda del Ayuntamiento de Burgos, que viene a ser unos 16.000 euros al año y que suele llegar con retraso; acaban de cobrar parte de la ayuda de 2023, y todavía no les han entregado la de 2024.
“Son muchos trámites, se pone muy complicado”, ha insistido el prior, quien recuerda que hasta hace unos días todavía debían las facturas de 2023 a los proveedores, lo que ha estado a punto de frenar la edición de este año, aunque la llegada de la ayuda municipal la ha salvado.