Una ganadera salmantina entiende por qué sus hijos no quieren seguir con las ovejas: "Trabajas 365 días al año"
Isabel Herrero asumió mantener la explotación de vacuno y ovino cuando falleció su marido, pero la incertidumbre de vivir del campo no favorece el relevo generacional
Salamanca - Publicado el
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Los agricultores y ganaderos de toda la región están llamados a participar en una concentración agraria, prevista mañana viernes 29 de noviembre, en la localidad abulense de Arévalo.
Las organizaciones agrarias mayoritarias, han convocado a los trabajadores del campo a las doce del mediodía, ante las puertas de una fábrica harinera en esta localidad.
Bajo el lema “Costes, importación y especulación arruinan nuestra producción”, protestarán contra los elevados costes de producción del cereal, que ya se sitúan entre 750 y 800 euros por hectárea.
Exigirán también que se cumpla la Ley de la Cadena Alimentaria. A mayores denuncian que no se ponen aranceles a la importación de cereal, que entra libremente desde países como Ucrania. Factores que llevan a la ruina a los agricultores de toda la comunidad.
Los ganaderos salmantinos también denuncian un escaso margen de ganancia en sus explotaciones. Los productores de vacuno llevan casi dos años asumiendo pérdidas por los devastadores efectos de la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica, así como de la Lengua Azul.
En el caso de los criadores de ovino, su situación no es mucho mejor. Nuestra región ha perdido un 5,6 por ciento de ganaderos este año. Como el resto de productores agrarios, este colectivo está en una media de edad superior a los 55 años. El cierre de las explotaciones se debe en gran medida a la falta de relevo generacional, pero también a la escasa viabilidad económica.
Isabel Herrero tiene una explotación mixta de ovino y bovino en la comarca de Ledesma. Comenzó a trabajar en el sector hace 16 años, tras fallecer su marido, hasta entonces titular de la explotación.
En declaraciones a COPE, nos cuenta que ama su trabajo. Sin embargo, los incesantes ataques del lobo le llevan a vivir sumida en la incertidumbre. "Un solo lobo se ha cobrado ya la vida de más de 240 animales en esta zona y como esto no lo paren, nos dan el pistoletazo definitivo".
El trabajo de ganadera, dice Isabel, es muy hermoso porque vives en plena naturaleza. Ves la vida misma cada día, pero conlleva un sacrificio y una dedicación de 24 horas al día, los 365 días del año. La rentabilidad también es incierta. Yo también he perdido animales de vacuno a causa de la EHE. Y a mayores está la enorme burocracia. Tengo 62 años y me piden una enorme cantidad de papeleo que debo realizar al margen de las labores del campo, por eso entiendo que mis hijos no se quieran dedicar a esto".