QUERIDOS SACERDOTES

Doce sacerdotes de la diócesis celebran sus bodas de platino, diamante, oro y plata.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Como todos los años, al llegar estos primeros días de mayo, las diócesis de nuestro país celebran al que es el patrón del clero secular español, san Juan de Ávila, cuya fiesta es el día 10. En Segovia, es ya costumbre conmemorar las bodas con de plata (25 años), oro (50 años) y más allá (platino y diamante) con el sacerdocio de esos hombres que han sabido acompañar al pueblo de Dios desde su vocación de pastor. Este año, son doce los sacerdotes que verán reconocida su labor al cumplirse los respectivos aniversarios de su ordenación sacerdotal.

Entre ellos está Antonio Benito, con el que conversamos amistosamente en El Espejo. Nos evoca su infancia en una familia sencilla de seis hermanos en un ambiente muy religioso en torno a la lumbre del hogar y nos refiere una primera afirmación de su vocación ante la Virgen de Hornuez con la temprana edad de 10 años. El ejercicio de su sacerdocio le ha llevado a varios destinos. Desde el primero de ellos en San Rafael hasta el actual en el obispado realizando labores administrativas. Comparte con nosotros sus recuerdos de capellán en el Hospital Universitario de Navarra, en Pamplona, donde trató con personas de toda condición social: desde un pastor al que administró su primera comunión con 70 años hasta su Alteza Real don Juan de Borbón, con quien trabó una buena amistad cuando éste estuvo internado unos meses en aquel centro hospitalario. Por último, nos lanza un mensaje de esperanza: él ve el futuro de la Iglesia con esperanza. Parafraseando a Santa Teresa, «nosotros no podemos nada; es el Señor el que lo puede todo».

El segundo invitado de la tarde es don Manuel Martínez, presidente del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid, con motivo de la conferencia que impartirá el día 13 de mayo en el Palacio Episcopal de la ciudad: «Eutanasia: ¿buena muerte?». Su objetivo al hacerlo es formar e informar a la población de las consecuencias que va a tener la aplicación de la nueva ley de eutanasia y suicidio asistido que entrará próximamente en vigor y que, según su criterio, va a cambiar radicalmente la atención médica en España. Afirma con rotundidad que sus disposiciones van en contra del código deontológico médico, pues los médicos están para eliminar el sufrimiento, no al que lo padece, aboga por una inversión seria en cuidados paliativos que a la larga son coste-eficientes y muestra su preocupación por las consecuencias imprevisibles de este nuevo marco legislativo ante el futuro de nuestro país como el más envejecido del mundo dentro de 20 años.

La habitual sección de El Laico ante el Espejo rinde hoy un sentido homenaje a nuestros queridos sacerdotes. Es difícil ser cura. La mayoría viven solos, no tienen a nadie cerca con el que compartir su intimidad. Ellos, que trabajan por acompañar y animar a los fieles en su camino, pueden sentirse solos en su día a día también. Por otra parte, han de estar disponibles en todo momento, se les pide que sean pacientes, discretos, sensibles, que tengan don de gentes, que sepan hablar y sepan callar… Por si esto no fuera poco, están siempre en el punto de mira y, encima, no solemos pasarles una sólo por el hecho de ser curas. Siempre se les pide que hagan todo bien y a nuestro gusto y reciben todo tipo de críticas tanto de fuera como de dentro de la Iglesia. La verdad es que les pedimos demasiado a los pobres. Sin embargo, son libres y viven felices con el ministerio al que han decidido entregar su vida. Como decía nuestro querido amigo Domiciano, y de esto sabía mucho, merece la pena ser cura.

Felicidades a todos los sacerdotes de Segovia, de corazón. Un abrazo a todos desde El Espejo.