Madrid - Publicado el
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Winter is coming. O lo que es lo mismo, se acerca el invierno, como decía la célebre frase de la serie Juego de Tronos. Acabamos de comenzar el otoño y ya se nos pronostica un duro invierno. Empresas y familias se afanan en prepararse para abaratar gastos, y apretar un poco más su ya de por si ceñido cinturón. Eso si les quedan agujeros, porque hay quien no tiene esa suerte, por decirlo sutilmente.
Quienes nos atemorizan con malos tiempos, los políticos, son los mismos que ven cómo sube el precio de la cesta de la compra, se encarece la energía, los tipos de interés... ahogando siempre a los mismos y con escaso afán por ponerle freno. Esperen a mayo, que toca votar... y pónganle un poco de blanco al negro, que cada invierno que ha llegado, ha terminado.
Ponemos hoy el foco de nuestra entrevista en la pastoral penitenciaria, que este fin de semana esta de fiesta, celebrando la Virgen de la Merced, su patrona y la de Instituciones Penitenciarias. Charlamos con el responsable diocesano de esta pastoral y capellán del centro penitenciario de Segovia, Jesús Cano. Al que le acompañan Santiago y Puri, un matrimonio de voluntarios.
La labor de esta pastoral va más allá de la celebración de la Eucaristía, aunque esta es bien recibida y muy esperada por los internos del centro penitenciario de nuestra provincia. Sobre todo es una labor de acompañamiento y escucha: «estuve en la cárcel y vinisteis a verme» (Mt, 25) como recuerda el capellán. Nadie pregunta por el delito cometido, lo importante es la persona, su desarrollo, su integridad y arrepentimiento, su deseo de ser mejores y resarcirse de lo ocurrido.
Este año se retoma la fiesta, con una Eucaristía en la que estuvo presente nuestro obispo, don César Franco. También con un concierto de música celta, porque hay que ponerle alegría a la vida, aunque esta se lleve entre rejas.
Santiago y Puri, como voluntarios, destacan la entrega a los internos, que va de la mano de la acogida que sienten, incluso se les echa de menos cuando por diversos motivos no pueden asistir algún día. Ellos son receptores de los tormentos (también las alegrías) de quienes están privados de libertad, con ellos comparten la dureza de su situación y les aportan un poquito de luz. Y no solo en lo espiritual, también canalizan la ayuda material que puedan necesitar: desde lo más básico, hasta la asistencia judicial o la necesidad de confesión con don Jesús.
En definitiva, una pastoral dedicada a la misericordia, y al perdón. Basada en la entrega y en la caridad, en la solidaridad, en el acompañamiento al que sufre.