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Los abuelos deberían ser eternos

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Para muchos de nosotros, los abuelos son como unos padres más. Nos han visto crecer, y nos han cuidado. Aunque a veces se quejen, ellos siempre sacan fuerzas y afrontan lo que se les ponga por delante. Además de abuelos, son buenos amigos, y mejores confesores, ellos pueden guardarte el mayor de los secretos, a su lado aprendemos lecciones que no se enseñan en los colegios. Solo un abuelo cede ante los caprichos del nieto, y son sus mejores aliados cuando los padres no están de acuerdo.

Pero, algún día se van. Y de repente nos damos cuenta de que no nos contaron todas las historias que queríamos saber, que no nos enseñaron a coser o a cocinar como solo ellos sabían hacerlo, que ahora no nos hubiera importado pasar un rato más frente a la tele viendo juntos ese programa que a nosotros no nos gustaba... puede que ellos se hayan ido, pero nos hacen fuertes en los momentos duros y sus consejos aún nos sirven ante las dudas. Y es que, como dicen por ahí, los abuelos deberían ser eternos.

Seguro que si pregunto a Alejandro, Marina, Fernando o Irene —aunque todavía son pequeños—, confirmarán esta frase sin dudarlo. Ellos son los nietos de Ángel y Laly, con los que compartimos esta mañana de domingo. Una pareja de abuelos que hablan con orgullo de su “cargo” y de lo que les ofrecen los cuatro pequeños. Sus ojos se iluminan hablando de lo felices que son cuando pueden pasar tiempo con sus nietos, menos del que les gustaría, pues dos de ellos viven en Madrid y otros dos en Sevilla. Eso sí, las nuevas tecnologías hacen posible que el contacto con ellos sea diario.

Lo menos bueno de cuidar de sus nietos, dicen, podría ser eso de tener que “lidiar” con los padres y sus, a veces, estrictas rutinas. Es por eso que cuando están con ellos, sin horarios cerrados, con todo el tiempo por delante para estar juntos, se sienten satisfechos, unos y otros. Para Ángel y Laly este es uno de los “secretos” del por qué los abuelos son tan importantes para los nietos, el tiempo, tener mucho tiempo para dedicarles, explicarles, compartir... Esos minutos que a los padres les faltan en ocasiones por esa difícil tarea de conciliar la vida laboral con la familiar y que los abuelos, ya jubilados, pueden completar con todo el amor del mundo.

Y es al final, cuando uno se da cuenta de que es así como quieren ser recordados cuando ya no estén, como esas personas que hicieron todo lo posible por compartir con ellos su experiencia y darles todo el amor de su corazón.