Madrid - Publicado el
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Celebrábamos ayer, 23 de abril, el Día del Libro, y no hay mejor manera de festejar esta efeméride que con unas líneas de «El cementerio de los libros olvidados», de Carlos Ruiz Zafón: «Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quien lo escribió, y el alma de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con él. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza la mirada por sus páginas, su espíritu crece y se hace fuerte.
Cuando una biblioteca desaparece, cuando una librería cierra sus puertas, cuando un libro se pierde en el olvido, los que conocemos este lugar, los guardianes, nos aseguramos de que llegue aquí. En este lugar, los libros que ya nadie recuerda, los libros que se han perdido en el tiempo viven para siempre, esperando llegar algún día a las manos de un nuevo lector. En la tienda nosotros los vendemos y los compramos, pero en realidad los libros no tienen dueño. Cada libro que ves aquí ha sido el mejor amigo de alguien».
Siguiendo en el ámbito de la cultura, cambiamos de arte. Y es que vivimos en un tiempo en el que consumimos series y películas a diario, gracias a plataformas como Netflix o Amazon, para evadir nuestra mente de los problemas del día a día. Pocas veces nos paramos a pensar si hay algo más detrás de la pantalla, si lo que vemos nos quiere decir algo. Precisamente ese es el objetivo de las Jornadas de Cine con Valores, que este año celebran su XII edición, de las que hablamos en esta mañana de domingo con su organizador y coordinador, Jesús Riaza.
El cine es un medio de comunicación más, aunque cada vez la gente acude menos a las salas y opta más por el sofá de casa. En la sociedad consumista en la que vivimos, también el consumo del séptimo arte es voraz, rápido, sin deparar en nada más. Pero las películas, sin necesidad de que sean espirituales o tengan un argumento «eclesial», también transmiten valores a través de sus personajes y las historias que éstos cuentan.
En esta ocasión, las cuatro películas que se proyectarán en la Casa de Espiritualidad los días 26 y 27 de abril y 2 y 5 de mayo son españolas. Un aspecto que Riaza destaca, ya que en no pocas ocasiones el cine patrio es menospreciado aduciendo falta de calidad. Además, tres de las cuatro reflejan historias reales, lo que demuestra que no es necesaria la ficción para transmitir determinados valores cristianos.
La primera proyección será «El olvido que seremos», una cinta de David Trueba que refleja la bondad y la generosidad encarnada en el protagonista, un médico que deja todo a un lado para centrarse en ayudar a quien le necesita en Medellín, Colombia. La bondad también hace aparición en «Maixabel», el trabajo dirigido por Icíar Bollaín y protagonizado por Blanca Portillo en el que los valores del perdón, la reconciliación y la necesidad de cerrar heridas son el eje vertebrador de una historia real, la de la viuda de Ramón Jáuregui, dirigente socialista asesinado por la banda terrorista ETA.
La diversión y el papel de la familia de hoy día son las protagonistas de «Padre no hay más que uno», una historia para toda la familia que narra cómo un padre hace frente al trabajo y al cuidado de los hijos mientras su mujer se va de vacaciones unos días. Este ciclo lo cerrará «Mediterráneo», otro biopic que cuenta la historia de Óscar Camps, quien, removido por la imagen de Elian, el niño ahogado en las playas de Turquía se lanza al mar para ayudar a los refugiados.
Películas, todas ellas, que reflejan con sus protagonistas y sus historias valores que en ocasiones pasan desapercibidos a la vista pero quedan guardados en el corazón.