El órgano del Evangelio, obra cumbre de la organería barroca española

Se restauró de forma integral entre el 2018 y 2020 por el taller de organería Joaquín Lois.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Dentro de la sección “No es una Catedral más” de Cope Segovia esta semana la mirada se dirige a la música y su papel protagonista en la Catedral de Segovia.

Entre los elementos musicales reseñables del conjunto merece un espacio de mención el gran órgano del Evangelio o del lado norte, diseñado por Joseph de Echevarría y terminado en el año 1772. Un instrumento que no ha dejado de sonar para la acción litúrgica pero también para la cultura musical y que este próximo 2022 cumplirá el 250 Aniversario de su finalización.

Al órgano del Evangelio se le achaca ser la obra cumbre de la organería barroca española y lo es por muchos motivos y cifras que llegan a asombrar.

Si se echa un vistazo en las fechas de construcción de este órgano -se comenzó en 1769 y se finalizó en 1772- ofrece una idea general de la gran labor llevada a cabo por los maestros organeros y de la ingeniería del momento puesta en marcha en este órgano que, por otro lado, goza de grandes dimensiones y rica ornamentación.

El mueble que guarda el corazón del órgano y toda la estructura técnica que lo permite hacer sonar tiene unas proporciones comparables a los grandes retablos o portadas barrocas. Son 17 los metros de altura, nueve de ancho y dos metros y medio de fonda de la “caja" con un empleo aproximado de 10.000 kg de madera.

Este fastuoso mueble fue encargado al ensamblador y tallista madrileño Juan Maurat, y seis meses más tarde, el 23 de junio de 1770, Santiago Casado, el mismo que doró la caja del órgano de la Epístola del templo, presentó las condiciones para su decoración. Ambos trabajos fueron terminados en 1771 y 1773.

La excelsa ornamentación barroca de la caja repleta de ángeles músicos, las más exquisitas artes y esculturas protege otro tesoro en su interior, esta vez técnico y musical.

El interior del órgano

El instrumento, corazón del órgano, se compone de múltiples elementos para hacer posible la producción del viento a cierta presión en los fuelles, las mecánicas que permiten el manejo por parte del organista, la distribución y las extensiones para llevar el viento a los más remotos tubos.

Todo ello forma una compleja máquina que combina la geometría, física mecánica, dinámica de fluidos y la función de diversos materiales -maderas, metales, pieles, huesos-.

La producción del sonido es lo más importante y es un trabajo efectuado por los 2.750 tubos que lo emiten al exterior y que llevan ese sonido a cada rincón de la Catedral y su arquitectura, planteada a propósito para la música.

Estos tubos tienen una longitud de cerca de cinco metros al más pequeño de apenas dos centímetros, y la variedad de sonidos expulsados se produce gracias a un detallado plan en el que cada uno de ellos se diseña con una geometría, dimensiones y materiales.

Por último, el organista, parte humana indispensable, es el encargado de proporcionar esa paleta de sonidos al combinar los sesenta y cinco registros distribuidos en tres teclados, a su vez divididos en dos mitades cada uno.

La restauración del órgano del Evangelio

Entre el año 2018 y 2020 se llevó a cabo la restauración integral del órgano del Evangelio por parte del taller de organería Joaquín Lois con una inversión total de 572.330 euros, sufragada por completo por el Cabildo Catedral de Segovia.

A lo largo de su historia, el órgano del evangelio ha sufrido diversas intervenciones que alteraron su originalidad y peculiaridades técnicas, algo que se ha querido revertir en la reciente restauración para recuperar el sonido inicial.

Toda la parte técnica e instrumental fue desmontada y llevada al taller para ser objeto de restauración y montaje previo antes de volverlo a ubicar en su lugar natural. Entre las muchas actuaciones llevadas a cabo destacan la recuperación de la cadereta (primer teclado) a su posición de origen así como la mecánica con el juego de teclados originales y la reincorporación de los registros de origen.

En la restauración se invirtieron 14.000 horas de trabajo, además de 200 pieles de oveja -cuya función es cubrir y proteger los diferentes conductos-, madera, metal y otros materiales.

Ahora es posible disfrutar del sonido original concebido por Joseph de Echevarría en este órgano que es el símbolo más reconocido por su calidad técnica y artística en la organería barroca española.