¿Por qué cambió la Catedral de Segovia de lugar? ?Cronología de un traslado

Segovia ha tenido desde la reconquista y la restitución de la Diócesis dos catedrales, referentes de los fieles católicos y del patrimonio artístico y arquitectónico

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Con la expulsión de los musulmanes comenzó la repoblación de la ciudad y alrededores por lo que se hacía necesario levantar una nueva catedral. Un reto recogido por el primer obispo de Segovia Pedro de Agen tras la restitución de la sede episcopal en 1119 y que prosiguió por el resto de prelados hasta que en 1228 tuvo lugar la consagración de la antigua catedral de Santa María.

Esta catedral se situaba frente al actual Alcázar, en una zona donde también se encontraban las casas los canónigos, un barrio conocido como las Canonjías, o el palacio episcopal. Esta catedral vieja se componía por un claustro, una torre campanario y una planta de cruz latina, cripta y tres ábsides.

Con el transcurso de los siglos, la catedral vieja se fue adaptando a las nuevas necesidades de los fieles, clero y al nuevo estilo imperante, el gótico. Entre las reformas destacaron la del claustro iniciada por el obispo Juan Arias Dávila y confiada al arquitecto Juan Guas, o la construcción de la librería ya a principios del s. XVI, realizada por el que sería el arquitecto de la nueva catedral, Juan Gil de Hontañón, años más tarde.

Construcción de la nueva catedral

La catedral construida tras la reconquista no paró de crecer y embellecerse pero desde el reinado de Enrique IV (1454-1474) comenzó a cuestionarse la idoneidad del lugar donde el poder político y religioso comparten un espacio limitado.

Dentro de esta propuesta, el antecesor y hermano de Isabel la Católica, ofreció reedificar todo el complejo religioso y alejarlo de la fortaleza pero el Cabildo, por aquel entonces, era reacio a abandonar el lugar, donde la catedral, oficinas y viviendas formaban un todo.

Ya en el siglo XVI, concretamente en 1510, empezaban a surgir puntos de encuentro que facilitarían en el futuro este deseado cambio de ubicación y la construcción de una catedral que ennoblecería Segovia, acorde a su influencia política, económica y religiosa durante la época. Ese mismo año, Fernando el Católico se dirigía al Consejo de Segovia exponiendo el deseo del obispo don Fadrique de Portugal y del Cabildo de que “sería bien que la iglesia mayor se mudara a la plaza desa dicha ciudad en el sitio de Santa Clara…”.

Santa Clara, denominado la Nueva, era un antiguo convento que estaba situado donde hoy se levanta la cabecera del la Catedral. Una de las primeras referencias documentales sobre este convento de clarisas data del 1342 y se sabe que años más tarde, en 1399, se sometió a una ampliación con la compra de casas y solares conjuntos. En la ciudad de Segovia existía otro convento de clarisas, nombrado Santa Clara la Vieja, que se localizaba en la actual casa y convento de Santa Isabel.

A mediados del siglo XV, el papa Eugenio IV ordena mediante la bula 23-VII-1440 la unificación de las clarisas en un solo convento y el lugar elegido es el Monasterio de San Antonio el Real, mandado a edificar por Enrique IV en 1454 como casa de recreo y, tras ello, donado en 1455 a los franciscanos, convirtiéndolo en convento bajo la advocación de San Antonio.

El traslado de las religiosas de Santa Clara la Nueva no se produjo hasta el 1488 -10 años después se mudaron las clarisas del convento de Santa Isabel-, y fue un asunto en el que la propia Isabel La Católica se involucró de forma activa. Entre otros motivos organizativos, esta mudanza se justificaba por la ubicación del convento junto a la plaza “donde oyan todos los alborotos e tumultos de los juegos y espectáculos e fiestas públicas que se hazían en esta ciudad”, además de que su fábrica estaba muy deteriorada.

Tras este cambio de ubicación, y contando con el visto bueno de autoridades civiles y militares, el Cabildo compra en el 1511 por 600.000 maravedís los terrenos que ocupaba Santa Clara la Nueva: un claustro de dos plantas con sus dependencias, casas, corrales, huertas, la iglesia y una torre. Aunque es cierto que por esa fecha esta adquisición obedecía más a una inversión para agrupar esta propiedad con las numerosas casas y fincas ajenas que ya poseía.

La idea de levantar una nueva catedral alejada del Alcázar se aceleró nueve años después con el estallido en 1520 de la Guerra de las Comunidades, que terminó con la victoria del Carlos I en 1521 y la derrota de los comuneros. El movimiento comunero se componía por amplios sectores de la sociedad castellana aglutinados en contra de la gestión y exigencias fiscales y políticas del monarca hacia Castilla.

En Segovia, según recientes estudios históricos, las tropas del emperador se atrincheraron en la antigua catedral de Santa María y en su robusto campanario desde donde combatían a los comuneros que se hicieron fuertes en la ciudad al gozar su causa de gran apoyo entre la población. Tras la victoria de Carlos I y un asedio que duró más de diez meses, el templo sufrió daños que podían ser reparados pero todos deseaban su asentamiento en otro lugar.

Finalmente, la decisión se oficializó el 18 de agosto del 1523 cuando Francisco de los Cobos, secretario de Carlos I, escribía al obispo de Segovia, Diego de Ribera, y al Ayuntamiento: “avemos acordado que la iglesia Cathedral desa obispalia se mude del lugar donde agora está a otra parte de la dicha çibdad”.

Tras adquirir el Cabildo más casas y solares, la nueva Catedral empezó a construirse un 8 de junio del 1525 por los pies, hecho extraño, pero que se justificaba para aprovechar la iglesia del convento de Santa Clara y celebrar el culto diario. Esta iglesia se mantuvo junto al resto del complejo conventual hasta que llegó el año 1558 y las obras estaban muy avanzadas por lo que el traslado del Santísimo Sacramento desde el convento hasta el nuevo templo era deseado, además de necesario. Para seguir con la construcción hacia la cabecera había que derribar la iglesia del convento y restos de edificios que aún permanecían.

Al inicio de ese 1558, un año crucial para la fábrica de la Catedral, todo estaba dispuesto para celebrar la primera misa pero antes había que terminar el interior, adecentarlo y dotarlo de todo lo necesario para el culto. El 4 de agosto se anunció que el traslado del Santísimo sería el 15 de agosto, coincidiendo con la festividad de la Asunción de Nuestra Señora.

Durante este día el interior de la Catedral y la ciudad se llenaron de luminarias. Según recogió el ilustre historiador segoviano y sacerdote, Diego de Colmenares, “todo el ventanaje de nuestra ciudad cuajado de luces. Y como por la altura de su sitio está descubierta a las llanuras de Castilla la Vieja, de muchos de sus pueblos se divisaban las luces que sin duda pasaban de veinte mil”.

Las celebraciones de este gran acontecimiento finalizaron el 25 de agosto con el traslado desde las ruinas de la antigua catedral de Santa María del sepulcro del infante don Pedro, de religiosos y prelados, además de los restos de María del Salto.

Daba comienzo la segunda campaña constructiva 1558-1577. Dos siglos después, en 1768 se consagró la Catedral.