La huida de una agente de Policía en busca de protección en España: “Ya me habían encañonado”
María tuvo que abandonar su país entre fuertes medidas de seguridad para salvar su propia vida y la de su hijo de 11 años
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Solo en 2022 en Castilla y León se registraron cerca de 4.500 peticiones de asilo, según el Informe de Personas Refugiadas publicado por la ONG Accem. Cuatro años antes pisó por primera vez suelo español María y cuatro años —uno, para realizar una primera entrevista; y tres, para completar el proceso con asistencia letrada— tardó también en ver aprobada su solicitud de protección internacional.
A día de hoy sigue usando un nombre ficticio para contar su historia. María no es el nombre real de esta agente de Policía que tuvo que huir de Latinoamérica, junto a su hijo de 11 años. En su país de origen —que prefiere no desvelar por su propia seguridad— su cabeza se había convertido en una especie de trofeo para los jóvenes que querían formar parte de una pandilla. Algo así como un rito de iniciación, explica María, a quien su profesión a punto estuvo de costarle la vida.
Perseguida en Latinoamérica por ser Policía
Según ella misma ha relatado a COPE al cumplirse cinco años desde su huida a España en busca de protección, las “amenazas y persecuciones” comenzaron a ser frecuentes desde que en el año 2007 ingresó en la Policía. “Yo ya no podía seguir poniendo en riesgo la vida de mi familia ni la mía”, confiesa.
Así que en cuestión de tres días lograron reunir el dinero suficiente y comprar un billete de avión, solo de ida. La criminalidad en su país de origen había ido en aumento debido a grupos de jóvenes organizados, llamados maras, que llegaron a irrumpir en casa de María. El tiempo apremiaba porque “una semana antes” de poner rumbo a España “ya me habían encañonado”.
No tuvo más alternativa que meter toda su vida en una maleta, que ni siquiera ella pudo cargar al salir de casa entre fuertes medidas de seguridad. Tuvo que hacerlo su hermano. Fue él quien “metió la maleta en una bolsa negra de basura”, relata María, para no levantar sospechas. Después “unos compañeros (de la Policía) me llegaron a recoger en una patrulla”, prosigue. Y de ahí “directos al aeropuerto”, remata.
Acompañamiento psicológico de Cruz Roja
Ni María ni su hijo pudieron despedirse del resto de su familia. Tampoco “abrazar a nadie”. Llegaron a España en un estado “deplorable”, como lo califica la propia María, a quien diagnosticaron una diabetes “que no sabía que tenía”.
De Madrid fueron trasladados a Algeciras, donde madre e hijo vivieron primero en un albergue. Ahora María vive de alquiler en Zamora, donde trabaja atendiendo a pacientes en tratamiento con cuidados paliativos. Inicialmente, se vio en la tesitura de tener que aceptar trabajos “mal pagados”. Pero se siguió formando, lo que le ha permitido firmar un contrato de trabajo indefinido.
Si puede contar su historia, reconoce, es gracias a Cruz Roja. Sobre todo, a su acompañamiento psicológico para superar el 'shock' inicial. “Jamás se me va a olvidar”, confiesa, recordando también la hora exacta, las dos de la madrugada, a la que los técnicos de la entidad la esperaban para recogerla en una camioneta a su llegada a la estación de autobuses de Zamora.
Al volver la vista atrás María recuerda lo primero que hizo al llegar a España, poniendo así fin a una etapa de su vida que sintió como un “secuestro” y que la impedía, incluso, conciliar el sueño por las noches: “Lo primero que hice fue dormir todo un día”.
La acogida en Castilla y León, en cifras
Entre los meses de junio de 2022 y marzo de 2023 en Castilla y León han sido asistidas 3.190 personas a través del Sistema de Acogida de Protección Internacional del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
Según cifras del Ministerio del Interior, 1.713 personas solicitaron protección internacional en Castilla y León durante el año 2021.