Manuel Garrote, joven zamorano voluntario en Valencia: “No es lo mismo ver un vídeo que estar allí”

Junto a un grupo de amigos, se organizó para viajar en un convoy con cargamentos de material necesario para los afectados.

Ángel García Pérez

Zamora - Publicado el

3 min lectura

      
      
             
      

La respuesta solidaria ante los efectos devastadores de la DANA en Valencia ha movilizado a miles de personas en toda España, y Zamora ha sido uno de los lugares donde esa generosidad ha alcanzado niveles históricos. Entre quienes se han volcado en esta causa, destaca la labor de los jóvenes, quienes han respondido con una entrega ejemplar. 

El joven zamorano Manuel Garrote es uno de esos protagonistas anónimos de la ayuda directa en Valencia. Junto a un grupo de amigos, se organizó para viajar en un convoy con cargamentos de material necesario para los afectados. No se limitaron solo a entregar ayuda; decidieron quedarse todo el fin de semana para trabajar incansablemente en las zonas más afectadas.

“No es lo mismo ver un video que estar allí”

Cuando apenas habían llegado al área de la catástrofe, los bomberos les asignaron tareas urgentes en distintos puntos. Al día siguiente, sin más herramientas que palas y su voluntad, Manuel y el grupo de jóvenes comenzaron a remover el lodo que aún obstruía decenas de garajes y viviendas. “No es lo mismo ver un vídeo que estar allí y pisarlo”, comenta Manuel sobre el impacto de ver la situación en primera persona. A pesar de la fuerza con la que trabajaban, sintieron una gran impotencia frente a la magnitud de la devastación: “Es un poco frustrante porque hay muchísimo que hacer y uno se siente pequeño, solo con una pala en la mano. Al final, quienes deben sacar el grueso del trabajo son los profesionales”.

Sin embargo, lejos de sentirse desanimado, Manuel se sintió inspirado al ver la cantidad de voluntarios que, como él, habían llegado de diferentes lugares de España. “Fue reconfortante ver a tantos voluntarios trabajando juntos. Esto no es una labor de un solo día ni de unas pocas personas; es un esfuerzo colectivo”, explica. Su testimonio es el reflejo de una juventud consciente, solidaria y comprometida, que encuentra satisfacción en el acto mismo de ayudar, sabiendo que su pequeña aportación forma parte de una cadena de apoyo mucho mayor.

Faltan botas y recursos: el desafío de coordinar la ayuda

Uno de los retos actuales en las zonas afectadas es la distribución eficiente de los recursos. Manuel destacó la importancia de una coordinación efectiva entre las autoridades y los voluntarios, ya que la ayuda que sigue llegando a los almacenes es inmensa y, sin embargo, hay necesidades urgentes como el calzado adecuado. Muchos voluntarios, incluidos algunos de sus compañeros, estuvieron utilizando improvisados protectores de bolsas de basura en sus pies debido a la falta de botas resistentes. Para Manuel, organizar mejor a los voluntarios es clave para maximizar la ayuda que tanto se necesita en estos momentos.

Con una logística colmada en centros de acopio en Zamora, y ante la respuesta masiva de donaciones de productos, queda abierta la posibilidad de que quienes deseen colaborar lo hagan con donaciones económicas a través de organizaciones como Cáritas. En estos momentos, toda ayuda cuenta y los zamoranos están demostrando que, desde su tierra o directamente en el terreno, están dispuestos a dar lo mejor de sí por ayudar a quienes lo necesitan.