ENFERMEDADES
Así hay que reaccionar ante la enfermedad de la bofetada
La enfermedad es altamente contagiosa, pero suele ser leve y autolimitada, sin mayores complicaciones en la mayoría de los casos
Barcelona - Publicado el - Actualizado
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El eritema infeccioso, comúnmente conocido como la "enfermedad de la bofetada", es causado por el parvovirus B19 y afecta principalmente a niños de entre 5 y 12 años. Los síntomas iniciales incluyen malestar general, febrícula y mejillas muy rojas, como si el niño hubiera recibido una bofetada. Aunque la enfermedad es leve y no requiere que los niños se queden en casa, se recomienda evitar el ejercicio y la exposición al sol.
¿Cómo se contagia?
El virus se contagia en el momento en el que se está incubando la enfermedad, antes de que aparezca el enrojecimiento facial característico, lo que facilita la propagación en entornos escolares. El contagio viene principalmente por vía respiratoria y es más frecuente en primavera y verano. Una vez aparecen las rojeces, el virus ya no es contagioso.
El tratamiento es sintomático, generalmente con paracetamol o ibuprofeno. La prevención se basa en una higiene rigurosa, especialmente lavado frecuente de manos.
No hay una vacuna disponible contra el parvovirus B19, por lo que las medidas de prevención son generales: lavado de manos y buenas prácticas al toser o estornudar. En casos de dolor articular, se recomienda el uso de analgésicos o antiinflamatorios.
Los síntomas duran entre 7 y 10 días
El parvovirus B19 es más común en niños entre 5 y 15 años, aunque también puede afectar a adultos.
En adultos, los síntomas suelen incluir cefalea, dolor faríngeo, mialgias y dolor articular. En los niños, la enfermedad puede provocar artritis en las rodillas y tobillos.
Los síntomas de la enfermedad de la bofetada duran entre 7 y 10 días, con la erupción facial desapareciendo espontáneamente en una o dos semanas.
La enfermedad no pica ni causa mayor malestar más allá de síntomas similares a un resfriado, como fiebre y dolor de cabeza. Las rojeces pueden extenderse al tronco, brazos y piernas, pero no suele causar picor.
El virus generalmente desaparece en una o dos semanas, aunque en algunos casos puede persistir de manera intermitente debido al calor, el sol, el ejercicio físico o el estrés emocional. En ocasiones, puede dejar una pigmentación más oscura residual.
Las embarazadas son las más vulnerables
En mujeres embarazadas, el parvovirus B19 puede causar anemia fetal y, en casos graves, aborto espontáneo si la infección ocurre en el primer trimestre. Sin embargo, la mayoría de las adultas ya están inmunizadas, lo que reduce significativamente el riesgo.
“Para los niños no es peligrosa, pero para las embarazadas y las personas que tienen algún tipo de anemia sí”, Nuria Pericas, doctora del Hospital HM Nens de Barcelona.
Es crucial evitar el contagio a mujeres embarazadas, ya que puede causar complicaciones graves al feto.