CURIOSIDADES

¿Por qué las pandemias de gripe son conocidas en el resto del planeta como “influenza”?

Alfred López es divulgador científico y autor de la saga de libros sobre curiosidades "ya está el listo que todo lo sabe".

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

6 min lectura

¿Por qué las pandemias de gripe son conocidas en el resto del planeta con el nombre de “Influenza”?

Innumerables han sido las diferentes pandemias que se han producido en el planeta a lo largo de toda la Historia. Epidemias que han afectado a cientos de millones de personas, falleciendo cantidades incalculables; la mayoría de ocasiones por causas prácticamente desconocidas, debido a que, médicamente, el conocimiento de lo que eran esas enfermedades, qué las causaba o cómo se combatían se ignoró durante largo tiempo.

Por tal motivo, varios siglos atrás se trataba de buscar respuestas a cuál era la causa de una pandemia o enfermedad fuera del campo científico y numerosas eran las ocasiones en las que se achacaba a factores que nada tenían que ver con la salud y sí mucho con la superstición.

A todo aquello que se salía de la lógica se le trataba de dar una explicación (por incoherente que fuese) y muchas las ocasiones en las que se echó la culpa de ello a algún castigo divino por la conducta pecaminosa o lasciva de los ciudadanos e incluso a asuntos astrológicos.

La aparición de un cometa, los eclipses solares o lunares, caída de un meteorito o el movimiento de los astros fueron, a menudo, señalados como la causa de todas las desgracias que estaban ocurriendo.

De hecho el término ‘desastre’ proviene del latín 'disastrum' el cual significaba literalmente 'sin astro' (en referencia de que un astro o estrella no pudiese ser observado en el firmamento) y hacía referencia a la antiquísima creencia de que cualquier alteración astronómica era presagio de mala suerte, desdicha, catástrofe o desgracia.

Actualmente el término ‘influenza’ es universalmente utilizado para referirse a la gripe y así aparece recogido en la práctica totalidad de diccionarios oficiales y en cualquier idioma. Pero su uso, para hacer referencia a la enfermedad epidémica, encontramos que está ampliamente difundido sobre todo en Italia y países anglosajones (en estos últimos es frecuente encontrarlo abreviado en la forma ‘flu’).

En el año 1510 gran parte de Europa sufrió una importante pandemia de gripe, siendo especialmente virulenta en varias zonas de Italia, teniendo el convencimiento las autoridades sanitarias, religiosas y gubernamentales de la época que aquella epidemia les había llegado a causa de la ‘influencia de los astros’ y así aparece recogido en algunos escritos y crónicas.

Pero el término ‘influenza’ era utilizada en aquel tiempo para otras muchas enfermedades y para dar una posible respuestas de estas, pudiéndonos encontrar referencias de la época que hablan de ‘influenza di catarro’ , ‘influenza di febbre scarlattina’, ‘influenza nascosta’ o 'influenza astrale' (influencia del catarro, influencia de la fiebre escarlatina, influencia oculta o influencia astral).

Pero a pesar de la utilización de ‘influenza astrale’ durante el siglo XVI, no fue hasta dos siglos después cuando obtuvo popularidad este término y quedó vinculado definitivamente a la gripe.

La mayoría de fuentes indican que fue el papa Benedicto XIV quien acuño el término, pero en realidad él fue quien logró popularizarlo, debido a que lo utilizó en el año 1743 para hacer referencia a una epidemia catarral por 'influenza astrale' y así lo reflejaron los periódicos de la época y llegando la palabra influenza hasta nuestros días como sinónimo de gripe.

Pero otra de las curiosidades alrededor de este tipo de enfermedades es que hasta mediados del siglo XVIII tampoco se utilizó el término ‘gripe’ para referirse a ese tipo de trastorno epidémico. Este vocablo fue empezado a ser utilizado en Francia a raíz de la mencionada pandemia de 1743 (paralelamente con la popularización italiana del ‘influenza’) y los médicos galos encontraron en el vocablo ‘grippe’ el ideal para hacer referencia a la enfermedad, debido a que su traducción literal era ‘agarrado, quedar atrapado’ y etimológicamente provenía del germánico ‘grippen’ (quedar algo agarrado o atrapado).

¿Sabías que el Día del libro lo inventó un valenciano e inicialmente se celebraba en octubre?

La idea de celebrar un día dedicado a los libros surgió del escritor valenciano, afincado en Barcelona, Vicent Clavel Andrés, quien lo propuso a la Cámara Oficial del libro de Barcelona.

Dando la Cámara el visto bueno y tras llevarlo a consulta del rey Alfonso XIII y del presidente Miguel Primo de Rivera, éstos dieron su beneplácito para que se celebrase en Barcelona la primera Feria del libro el 7 de octubre de 1926.

Se escogió esta fecha como conmemoración al día en que nació uno de los más ilustres representantes de las letras castellanas: Miguel de Cervantes.

Fue cuatro años más tarde, en 1930, cuando se decidió trasladar la fecha de la Feria del Libro de Barcelona al 23 de abril por dos importantes razones: la primera por motivos meteorológicos, ya que durante la primavera la temperatura para realizar este tipo de eventos era mucho más propicia que en otoño. El segundo motivo, y no menos importante, era porque (por aquel entonces) se tenía el convencimiento sobre la coincidencia en la fecha de la muerte tanto de Cervantes como la de otro gran escritor universal: William Shakespeare.

La Feria del Libro en su nueva fecha de celebración comenzó a adquirir muchísima más relevancia, ya que coincidía que en Barcelona (y toda Cataluña) el 23 de abril ya era un día muy especial en el que en se celebraba de una manera muy destacada la Diada de Sant Jordi, patrón de la comunidad y en la que existía la tradición de regalar en dicha jornada una rosa a todas las mujeres. Fue entonces cuando se introdujo la costumbre de regalar a los hombres un libro, la cual se ha mantenido hasta nuestros días.

En la 28ª reunión de la UNESCO, celebrada en París entre el 25 de octubre y 16 de noviembre de 1995, se acordó declarar “Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor” el 23 de abril de cada año.

¿De dónde surge la tradición de regalar una rosa en la Diada de Sant Jordi?

Los libros de historia nos hablan de Jorge de Capadocia como un militar romano nacido en la Capadocia (actual Turquía) en el siglo III. Tras recibir la orden del Cesar de perseguir a los cristianos, se negó y tras su apresamiento fue torturado y finalmente decapitado un 23 de abril del 303. Con el tiempo fue declarado mártir y después Santo.

Esta historia fue cogiendo fama con el pasar de los años; se iba trasladando de una generación a otra y San Jorge fue adquiriendo mayor protagonismo. Su mayor esplendor llegó en la Edad Media, cuando en muchas guerras y cruzadas era venerado por ser el Patrón de los Caballeros. De ahí su fama internacional de este personaje a nivel mundial.

El origen del porqué se regala una rosa a la mujer amada es bastante incierto. Constan escritos que hablan de una feria de rosas por Sant Jordi en el siglo XV. Ya en tiempos de la Diputación del General en Cataluña se celebraba una misa en la capilla del palacio de la Generalitat a la que acudían miembros de la nobleza y de los estamentos sociales, políticos y religiosos de la comunidad. Las mujeres asistentes a dicha misa eran agasajadas con una rosa, como referencia a la Feria de rosas que se celebraba por entonces.

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