Momentos con Luis Rodríguez
Marta: “Pienso en romper con mi pareja. Tiene esclerosis múltiple”
“Desde hace unos meses lo estoy pasando bastante mal. Estoy con un chico. No es un chico difícil, es un sol. Pero está enfermo, tiene esclerosis múltiple”
Madrid - Publicado el - Actualizado
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“Desde hace unos meses lo estoy pasando bastante mal. Estoy con un chico. No es un chico difícil, es un sol. Pero está enfermo, tiene esclerosis múltiple. Está en casa, no sale, no tiene amigos, no se relaciona. He perdido todo lo que tenía: a mis amigos, a mis padres... Me siento mal”, nos cuenta Marta, de 27 años. Hace dos años que empezó su relación con este chico.
“¿Es tu novio?”, le pregunta Luis Rodríguez.
“Sí”, responde Marta, no muy convencida.
“No estás muy segura”, observa Luis.
“No, porque cuando él está mal, me deja y me dice que me busque otro chico, porque él dentro de veinte años estará en una silla de ruedas”, dice Marta.
“Procura alejarte de él para que cuando llegue ese momento no estés”, le dice Luis. Y le pregunta: “¿Tú por qué estás con él?”
“Porque le quiero”, responde Marta.
“¿Le quieres como pareja? ¿O le quieres como persona, como amiga, como enfermera...? ¿Cómo le quieres?”, le pregunta Luis.
“Si estoy con él es por algo...”, dice Marta.
“¿Es por caridad o por amor?”, le pregunta Luis.
“Es por amor”, responde Marta.
Luis le pregunta: “¿Estás con él porque quieres evitar sentirte culpable si le dejas? ¿Estás esperando que se aleje lo suficiente y que evite que vuelvas con él para que la responsabilidad sea sólo de él?”
“No lo sé”, dice Marta.
“¿Qué es lo que te gusta de él?”, pregunta Luis.
“Es noble, es buena persona... Lo que pasa es que esta vida es un poco injusta. Mucha gente que está sana son malas personas. Y él es un chico joven, y está mal, porque anda cojeando. Yo no voy con mis amigos, ni al cine, ni a cenar...”, explica Marta.
“¿Y eso te fastidia, Marta?”, le pregunta Luis.
“Un poco sí”, reconoce Marta.
“¿Y a tus padres también los has perdido? ¿Por qué?”, pregunta Luis.
“Porque no lo quieren”, dice Marta.
“Porque está enfermo y no lo ven como un buen futuro para ti”, observa Luis.
“Exacto”, responde Marta.
“¿Estás con él por llevar la contraria a tus padres, por afirmarte en tu independencia?”, inquiere Luis.
“No”, responde Marta, “él necesita una persona que le dé atención constante.”
“¿Y tú estás preparada para dársela? ¿Puedes ofrecerle esa ayuda constante? Cada vez te va a necesitar más”, le advierte Luis.
“Ya lo sé, pero estoy obsesionada con él”, admite Marta.
“¿Por qué obsesionada? Explícalo”, dice Luis.
“Porque le quiero”, dice Marta.
“¿Pero es placentero para ti estar obsesionada con él?”, pregunta Luis.
“No”, responde Marta.
“¿Entonces cómo le quieres? Porque yo te pregunto: ¿Eres feliz estando obsesionada con él?”, vuelve a preguntarle Luis. Como Marta vacila en responder, Luis le insiste: “¿Te molesta estar obsesionada con él? ¿Te agobias?”
“A veces sí, a veces no”, dice Marta. “Estoy tan habituada a él que ya forma parte de mi vida. No sé qué hacer.”
“¿Tienes dudas? Háblame de estas dudas”, le pide Luis. Marta titubea. Luis prosigue: “Imagino que él lo que quiere es alejarte. Hay momentos en los que está muy bien contigo, y en otros momentos intenta alejarte, te hiere y te hace daño para que te enfades y no regreses más, porque él es consciente de como está y de cómo va a llegar a estar. Y si te quiere, está sufriendo por ti. Por él y por ti. Por un lado te quiere tener muy cerca y por otro lado te quiere tener muy lejos. Entonces, Marta, hablemos de ti. Háblame de tus sentimientos, de por qué dudas, si tienes luchas, si tienes conflictos, si estás dispuesta a pagar el precio que supone estar con él, si estás enamorada...”
“Hace un año era todo nuevo”, explica Marta. “Estaba muy bien con él, y cuando me dijo lo que tenía, no sabía muy bien todo lo que es.”
“¿Él te dijo la verdad?”, pregunta Luis.
“Al principio no”, dice Marta. “Me dijo que se cayó en la obra y que estaba de baja.”
“Pero él sabía que padecía de esclerosis múltiple”, observa Luis. “Después tú te informaste un poco y supiste que esto es serio. Es una enfermedad degenerativa para la que no hay solución por el momento. Y él acabará inmovilizado total.”
“No es que me dé pena, pero hay que estar por él, cuidarlo... A veces me siento más su enfermera que su novia. Aparte de eso, no vamos al cine, no salimos a cenar, ni a bailar...”, dice Marta.
“Te va a privar de tener la relación que a ti te gustaría tener con tu pareja, porque a medida que los síntomas en él vayan avanzando y vayan empeorando, supongo que ya sabes cómo acabará todo”, le dice Luis.
“Sí, ya lo sé”, admite Marta.
“Mira, Marta, si tú le quieres, y eso solamente lo sabes tú, sigue hasta el final con él y no le dejes nunca. Si tienes dudas, déjalo”, le aconseja Luis.
“Le voy a hacer mucho daño”, objeta Marta.
“Le vas a hacer mucho más daño si estás con él y con dudas”, le responde Luis, “porque él tiene su cuerpo enfermo, pero su intelecto, sus capacidades mentales, sus facultades, las tiene intactas. Estas personas suelen ser muy intuitivas, y si él intuye que tú estás con él por pena, por lástima, por no sentirte culpable, le vas a hacer mucho más daño, Marta. No estés con él por pena ni como enfermera. Tú puedes estar como enfermera si quieres, pero si estás como enfermera díselo. Dile: “Estoy contigo por humanidad. Voy a estar contigo hasta el final, te voy a ayudar y voy a estar a tu lado, pero voy a ser enfermera.” Pero no le engañes nunca, Marta. Si tú no estás enamorada de él, si tú no vas a ser pareja, no le vas a poder ocultar lo que te está pasando a ti. Y eso es mucho peor, eso le va a hacer mucho más daño a él.”
“No es tan fácil”, contesta Marta.
“¿Sabes lo que pasa, Marta? Si tú en el fondo quieres alejarte, pero no sabes cómo, porque no le quieres hacer daño... esto tú de forma involuntaria se lo transmites a él, porque es listo. Y lo que va a pasar es que él va a gastar muchas energías intentando alejarte. ¿Sabes cómo te va a intentar alejar? Como tú has explicado: haciéndote daño, discusiones, peleas, malos rollos entre vosotros, con mucha frialdad... y ninguno de los dos seréis capaces de cortar. Y la historia va a ir mal entre vosotros, tampoco vais a estar bien juntos.
“Tienes que ser sincera con él, Marta. Tú eres lista y eres inteligente, te habrás informado y sabes lo que supone estar con él. Conoces el desarrollo de esta enfermedad y conoces el final, y también sabes lo que comporta todo esto para ti. Entonces, sabes el precio que tienes que pagar. Si tú le quieres, continúa hasta el final, lucha y dale tu vida. Pero si no estás segura, déjalo.
“Él sabrá sacar fuerzas de la debilidad. Pero no os hagáis daño, porque él luchará por alejarte, tú no te querrás alejar porque te vas a sentir mal, y os vais a hacer mucho daño. Su cuerpo está enfermo, su mente no. No lo olvides. Él razona, siente y piensa como tú, aunque su cuerpo este debilitado y afectado por la enfermedad.
“Aunque él no estuviese enfermo, yo creo que la sinceridad en una pareja es lo más importante, la transparencia. Lo cruel no es dejarle, lo cruel es seguir. Tú te ves obligada por ti misma a continuar, porque piensas que si le dejas te vas a sentir tan culpable, tan miserable, que por no hacerle daño continúas con él. Pero pienso que le vas a hacer daño siguiendo con él, porque no le vas a aportar el afecto en el modo en que él necesita que se le transmita afecto. Afecto fraternal se lo podrían transmitir muchas personas, y él de una pareja no espera afecto fraternal, espera afecto de pareja, y tú no se lo vas a poder dar”, concluye Luis.
MOMENTOS CON LUIS RODRÍGUEZ
Radio de madrugada con Luis Rodríguez.
La radio a oscuras...
Todos los días de 1,30 a 6 de la madrugada a través de Cope Cataluña y Andorra. “Momentos con Luis Rodríguez”, desde Cope Barcelona para todo el mundo.
La radio no decae, ni siquiera por la noche. Las horas profundas de la madrugada son un “non stop” a disposición de curiosos, insomnes, amas de casa, universitarios, profesionales, gentes de edad avanzada, jóvenes y adultos que coinciden en el cruce de caminos de uno de los males de nuestro siglo: la incomunicación en las grandes ciudades.
De día se va deprisa, a un ritmo frenético, no hay tiempo para nada y la radio se oye mientras se desempeña otra actividad. La madrugada, en cambio, es el tiempo de la calma, de la reflexión, el insomnio, la soledad, el darle vueltas a los problemas...
La radio se convierte entonces en compañera, en íntima amiga y, a veces, en tabla de salvación. A través del teléfono, Luis Rodríguez está a disposición de todos los que deseen ser escuchados. Eso explica la buena audiencia de “Momentos”, un programa donde los oyentes pueden ser escuchados y también comprendidos; explicar sus problemas e inquietudes.
A través del teléfono gratuito 900 40 20 32 son muchas las llamadas, las historias, las vivencias que se comparten en antena, creando el ambiente preciso para que el oyente se sincere y profundice sobre cualquier tema que haya elegido libremente. En “Momentos con Luis Rodríguez” la audiencia es la auténtica protagonista.
“Momentos con Luis Rodríguez” ha sido premiado en numerosas ocasiones por su labor social y cuenta con más de 1.800.000 seguidores en Facebook, así como más de 23.000.000 descargas de podcasts de las llamadas en la plataforma iVoox.com.
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Puedes comunicarte con Luis Rodríguez a través del teléfono gratuito 900 40 20 32 o bien contar tu historia escribiendo a luisrodriguez@momentos.fm.