Momentos con Luis Rodríguez

José Manuel: “Soy un maltratador. Me he convertido justo en lo que odiaba”

“Ella se fue al baño, y yo de camino a la puerta pasé por la mesa del comedor y vi un cuchillo. Lo cogí y se lo puse en el cuello”

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

7 min lectura

¿Cómo estás, José Manuel?

Digamos que estoy regular.

¿Por qué estás regular?

Bueno, estuvimos hablando...

Sí, lo recuerdo.

Era la primera vez que hablaba contigo y te comenté un poco acerca de mi situación. Me había separado. Había conocido a una chica primero, y ahora era otra...

Tú te habías separado porque tu mujer se enamoró de otra persona.

Correcto.

Te dejó por otra persona. Lo descubriste y te separaste.

Bueno, me lo dijo ella.

Te lo dijo ella y te separaste.

Llegué un día del trabajo y me dijo: “Mira, he encontrado a esta otra persona y me llena más que tú.”

Y te dejó.

Sí, yo me tuve que ir de casa.

Más tarde empecé otra relación con una chica que yo conocía. Estaba trabajando conmigo. También me dejó por otro hombre, que además era compañero mío de trabajo.

Después dejé mi oficio y conocí a la tercera, que era Sandra (me parece que también te hablé de ella). Esta chica en principio me dijo que no tenía novio, ni pareja, ni nada. Yo me enamoré, me gustó, íbamos a conocernos... pero sí que resultó que tenía pareja y estaba engañando a su novio conmigo. A los pocos días de hablar contigo la situación terminó.

La historia terminó...

Yo hablé con ella. Le comenté que la situación no era la correcta, ni para ella, ni para mí, ni para su pareja, que estaba siendo engañado. Yo también me sentí engañado. Lo mejor era aclarar el asunto, porque ya no era cuestión de darle más tiempo.

Ella engañando a su novio.

Sí, y también engañándome a mí durante meses. Sencillamente me enfadé. Yo puedo ser muy tranquilo, apacible, pero también tengo mi amor propio. Tuvimos una discusión muy fuerte. Dije cosas que no debería haber dicho. La insulté. Estábamos en su casa y me dijo que me fuera de su casa. Un despotismo tremendo. El caso es que yo antes de irme reaccioné muy mal.

¿Cómo reaccionaste?

Volvió a invitarme a que me largara, gritándome. Obviamente también se enfadó. Ella se fue al baño, y yo de camino a la puerta pasé por la mesa del comedor y vi un cuchillo. Lo cogí y se lo puse en el cuello.

¿Hiciste eso, José Manuel? ¿Le pusiste el cuchillo en el cuello?

Sí, en ese momento no pensé. Hacía años y años que no me sentía así. Se me vino todo encima. Me bloqueé. Cuando terminó todo me fui. Ella lloraba. Siempre he dicho que un hombre que pega o amenaza a una mujer no es un hombre, y así me siento ahora. Me siento como lo que he odiado siempre. Llego a casa y de lo único que tengo ganas es de beber e intentar olvidarlo todo. Me cuesta concentrarme, no paro de pensar en lo mismo, en su cara, sus ojos... no me los quito de la cabeza. Porque estaba llorando. ¿Cómo puede ser que yo hiciera algo así?

¿Y qué le dijiste cuando le pusiste el cuchillo en el cuello?

Que si se pensaba que yo era un imbécil que se iba a dejar pisar otra vez, que cómo se le ocurría hacerme algo así, que si no me quería me lo dijera, pero que no me tratara de esa manera. Le dije que ya estaba harto, que ya no podía más, que iba a ser la última que me iba a tomar el pelo, que nunca más me tomarían el pelo así, que si se pensaba que yo era un pardillo se había equivocado.

Es la tercera pareja que te engaña.

Sí, siempre por otro. ¿Pero qué tengo yo de malo? Vale que ahora sí soy malo, ahora sí que tengo yo la culpa de todo.

El hecho de que siempre atraigas a personas que te hacen lo mismo es un tema importante del que ya hablamos aquí en el programa, pero tu reacción tomando el cuchillo y poniéndoselo en el cuello es muy grave.

No sé qué hacer ya, si acercarme a la gente o no acercarme.

¿Has vuelto a hablar con ella?

No.

¿Y ella ha intentado hablar contigo?

No.

¿Lo piensas hacer?

No, no podría enfrentarme ahora a ella.

¿Sabes que ella te podría denunciar?

Por supuesto, pero eso no me preocupa. ¡Si ya lo he perdido todo, Luis! He perdido el trabajo que tenía, he perdido a mis amigos, he perdido el dinero, he perdido a mis hijos, he perdido todo. ¿Qué más me puede pasar? ¿Que me metan en la cárcel? ¿Una orden de alejamiento? ¿Que me metan en más fregados? Es la dignidad lo que he perdido, eso sí que me preocupa.

¿Por qué piensas que has perdido la dignidad?

Porque no entiendo cómo he podido hacer algo así.

Pues lo has hecho, José Manuel.

Sí, por supuesto.

¿Y no te asusta que tú seas capaz de hacer algo así?

¿Que si me asusta? ¡Si no soy capaz casi ni de hablar con la gente! No puedo mirar a nadie a la cara desde entonces, sobre todo a mujeres. ¡Si no soy capaz de ir con la cabeza alta! ¡Si lo único que me quedaba lo he perdido! Si me quedaba algo era un poquito de dignidad.

¿Esto nunca lo habías hecho?

¡Yo cómo voy a hacer algo así! Jamás he hecho algo así. ¡Si en diez años de matrimonio con mi mujer no hemos tenido ni una discusión!

Pero nunca has reaccionado violentamente con una mujer.

Jamás en mi vida. ¡Si cuando practicaba taekwondo a los dieciocho y diecinueve años era incapaz de pelear con mujeres! He tenido hasta miedo de dañarlas. Jamás he sido capaz de hacer algo así. En mi familia, mis padres están separados, y mi madre se fue juntando con hombres: uno, otro, otro... Hubo algunos que la trataban mal, y no sólo a ella, sino también a mí. Me he convertido justo en lo que odiaba.

Esto es lo que suele pasar, José Manuel. Cuando tú odias a un modelo determinado de persona al final te llegas a parecer a esa persona.

No entiendo lo que me pasó. Me puse nervioso, muy nervioso. Me bloqueé.

¿Le has pedido disculpas?

Pues no, todo terminó. Habían pasado las horas y prácticamente ya amaneció. Yo me fui a la calle. Me dolía mucho la cabeza y me quedé sentado en el coche. Estaba mareado. A la media hora o tres cuartos aproximadamente salió ella con su perro a pasear, y la vi. Salí del coche y cuando fui hacia ella se asustó y me miró otra vez con esa mirada... Le dije que no le iba a hacer nada, y que si algún día podía perdonarme sería lo mejor para ella, que hiciera todo lo posible para no odiar. Ella me dijo varias cosas, pero ni las recuerdo.

MOMENTOS CON LUIS RODRÍGUEZ

Radio de madrugada con Luis Rodríguez.

La radio a oscuras...

Todos los días de 1,30 a 6 de la madrugada a través de Cope Cataluña y Andorra. “Momentos con Luis Rodríguez”, desde Cope Barcelona para todo el mundo.

La radio no decae, ni siquiera por la noche. Las horas profundas de la madrugada son un “non stop” a disposición de curiosos, insomnes, amas de casa, universitarios, profesionales, gentes de edad avanzada, jóvenes y adultos que coinciden en el cruce de caminos de uno de los males de nuestro siglo: la incomunicación en las grandes ciudades.

De día se va deprisa, a un ritmo frenético, no hay tiempo para nada y la radio se oye mientras se desempeña otra actividad. La madrugada, en cambio, es el tiempo de la calma, de la reflexión, el insomnio, la soledad, el darle vueltas a los problemas...

La radio se convierte entonces en compañera, en íntima amiga y, a veces, en tabla de salvación. A través del teléfono, Luis Rodríguez está a disposición de todos los que deseen ser escuchados. Eso explica la buena audiencia de “Momentos”, un programa donde los oyentes pueden ser escuchados y también comprendidos; explicar sus problemas e inquietudes.

A través del teléfono gratuito 900 40 20 32 son muchas las llamadas, las historias, las vivencias que se comparten en antena, creando el ambiente preciso para que el oyente se sincere y profundice sobre cualquier tema que haya elegido libremente. En “Momentos con Luis Rodríguez” la audiencia es la auténtica protagonista.

Momentos con Luis Rodríguez” ha sido premiado en numerosas ocasiones por su labor social y cuenta con más de 1.800.000 seguidores en Facebook.com/momentosluisrodriguez, así como más de 23.500.000 descargas de podcasts de las llamadas en la plataforma Ivoox.com/momentosconluisrodriguez.

Todos los días de 1,30 a 6 de la madrugada a través de Cope Cataluña y Andorra. “Momentos con Luis Rodríguez”, desde Barcelona para todo el mundo.

Puedes comunicarte con Luis Rodríguez a través del teléfono gratuito 900 40 20 32 o bien contar tu historia escribiendo a luisrodriguez@momentos.fm.

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