Niños superdotados
Luces y sombras de los niños con altas capacidades: "Te acabas automarginando"
Los niños superdotados tienen en ocasiones dificultades extra para encajar en su entorno, además de que hay muchos casos no detectados
Barcelona - Publicado el - Actualizado
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que una persona es “superdotada” cuando su Cociente Intelectual es igual o superior a 130.
Sin embargo, los test de inteligencia no son exactos y hoy en día los especialistas en el diagnóstico de la Alta Capacidad no tienen en cuenta únicamente este dato, ya que no creen que exista un punto de corte igual para todos.
Por eso, valoran esta medida (el CI) como un indicador más, dando lugar a una evaluación multi-dimensional (no sólo psicométrica), que tiene en cuenta otros indicadores cuantitativos y cualitativos como son la creatividad, el estilo de aprendizaje, el desarrollo evolutivo, y otras características propias de la alta capacidad.
El que mejores notas saca no siempre es el superdotado
Actualmente, no existe un consenso en cuanto al hecho de ser o no superdotado. Hay diferentes criterios al respecto. No siempre el niño más brillante de clase es superdotado, son niños que tienen una manera de pensar, sentir y vivir diferente. Tal como recomienda la Asociación Española de Superdotación y Altas Capacidades, las familias deben asesorarse correctamente al respecto para orientar a sus hijos
Hay expertos que creen que las pruebas de coeficiente intelectual son las forma de detectar las capacidades y otros por su parte consideran también una habilidad en varios campos como un posible indicio. Las cifras del Ministerio de Educación en el curso escolar 2017/2018 indican que un 90% de los niños superdotados no están diagnosticados como tal.
Problemas a la hora de hacer vida social
Una realidad por la que pasan los infantes superdotados es la dificultad para encajar en grupos sociales con gente de su edad. La diferencia en el desarrollo provoca que en ocasiones se sientan solos y no llegan a relacionarse de la misma manera que otros. La autoexigencia también los lleva en ocasiones a autolimitarse y a ponerse barreras mentales que influyen en su día a día. Los jóvenes con altas capacidades tienden a sobreanalizar, lo que puede conducir a la frustración.
Los adultos también sufren las consecuencias
Otro perfil que no hay que perder de vista es el de los adultos con altas capacidades, ya que han pasado por un proceso complejo de hasta encontrarse a sí mismos. En ocasiones, han pasado muchos altibajos emocionales y han estado aislados del resto, por cuenta propia y ajena. “Los adultos son como los niños pequeños con una mochila que hace más daño. Pasan todo un proceso donde no se conocen a ellos mismos, no se comprenden y no se encuentran, que les genera un malestar emocional”, explica María Sánchez, experta en Altas Capacidades.
En todo caso, es necesario ayudar a las personas de altas capacidades a potenciar aquello en lo que más disfrutan. Este hecho impulsará su desarrollo personal y le permitirá aprovechar al máximo sus habilidades. Su situación se debe naturalizar lo máximo posible hasta llegar a la aceptación personal