COPA AMÉRICA DE VELA
¿Puede Barcelona morir de éxito con la Copa América?: "Todo va a subir aún más"
Barcelona espera 2,5 millones de turistas y un impacto de más de 1.000 millones de euros
Barcelona - Publicado el - Actualizado
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La ciudad de Barcelona se prepara para acoger la 37ª edición de la Copa América de vela, que se celebrará entre agosto y noviembre de 2024. Se espera que el evento suponga un impacto de más de 1.000 millones de euros y la llegada de 2,5 millones de turistas.
Se invertirán 25 millones de euros en retransmisiones televisivas
La Copa América de vela tendrá un impacto significativo. Se prevé que los equipos gasten 225 millones de euros, en comparación con los 6 millones de los equipos femeninos y jóvenes. Los visitantes extranjeros aportarán 482 millones de euros, los nacionales 113 millones y otros visitantes 94 millones.
La edición anterior en Auckland (Nueva Zelanda) atrajo a 800.000 personas y tuvo 941 millones de espectadores. Se espera que Barcelona supere estas cifras, con una inversión de 25 millones de euros en la retransmisión televisiva para una audiencia global estimada en 1.200 millones de personas.
La Generalitat y el Gobierno aportarán 30 millones de euros
El evento en Barcelona también contará con la primera Copa América de mujeres en 171 años, centrada en el Puerto Olímpico.
La Generalitat y el Gobierno de España contribuirán con 15 millones de euros cada uno, el Ayuntamiento de Barcelona con 10 millones y el Consorcio de Turismo con 5 millones, sumados a una subvención de 18 millones del Consejo Superior de Deportes.
La financiación total de 80 millones de euros ya ha sido asegurada con la participación de patrocinadores privados, eliminando la necesidad de respaldo adicional de empresarios locales.
Una oportunidad para atraer inversores y negocios
Aunque hay preocupaciones sobre posibles efectos negativos, como el aumento del tráfico y los precios hoteleros, estos impactos serán manejables y temporales.
Se espera que la Copa América impulse el sector náutico y la economía azul en Barcelona, con iniciativas como la producción de un barco 100% eléctrico por De Antonio Yachts y el uso de barcos escolta alimentados por hidrógeno.
“Los ingresos que produce esta actividad, bien redistribuidos, pueden llegar a convertir a la ciudad de Barcelona, a medio y largo plazo, en un referente de la tecnología vinculada a la economía azul”, Joan Ripoll, vicerrector y director del Grado de Economía en la Universidad Abat Oliba CEU.
La competición también representa una oportunidad para atraer inversiones y negocios a la ciudad, con un enfoque en la sostenibilidad tanto financiera como medioambiental. La colaboración entre los organizadores y el Ayuntamiento de Barcelona busca transformar espacios públicos y deportivos de la costa, fomentando los deportes náuticos desde la infancia.
A largo plazo, se confía en un efecto positivo sobre el tejido empresarial náutico y la economía local, aunque el verdadero reto será que los barceloneses adopten el evento como propio.