Trabaja dos años en Madrid, le despiden por esta inesperada razón y da un consejo a todos los trabajadores: “Siempre”

Le ha pasado a Ari, que contaba esta inverosímil historia en redes sociales, y explicaba por qué han hecho este movimiento ahora después de ascenderle

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Oficina de empleo

Redacción digital

Madrid - Publicado el

4 min lectura

      
      
             
      

Sabemos, sin ningún tipo de duda, lo complicado que es muchas veces encontrar trabajo. El hecho de buscar, sin preámbulos, suele ser un trabajo en sí mismo. Y es que inviertes muchísimo tiempo en montar el currículum, moverlo por las diferentes empresas, y ni qué decir tiene cuando te toca hacer entrevistas.

Suelen ser procesos muy largos, porque te citan para una o para más entrevistas, y es todo un camino que puede llevarte meses. Con eso ya cuentas cuando empiezas a buscar trabajo, por lo que, a menudo, necesitando el dinero para poder subsistir, llegas a aceptar cualquier trabajo que te ofrezcan.

Con el tiempo, poco a poco, vas cogiendo fuerza, experiencia, y se te empieza a dar mejor el trabajo para el que te hayan contratado, y, a las semanas o meses, te has convertido en todo un experto.

Si encima se te da bien, es posible que al tiempo te lleguen a ascender y estés todavía más valorado en el trabajo en cuestión, por lo que tu grado de satisfacción vaya aumentando.

Sin embargo, a veces no es oro todo lo que reluce, y cuando crees que todo va bien, te lleves el varapalo de que decidan prescindir de ti en tu puesto de trabajo.

Es, exactamente, lo que le ha pasado a Ari, una joven de 27 años que tenía un trabajo en Madrid que le iba muy bien...aparentemente. Y es que han decidido despedirla, y, las razones que le han dado para eso son de lo más inverosímiles.

      
             
      

Los motivos por los que le despidieron

Seamos sinceros, que te despidan ya es suficiente mal trago como para que, encima, te den una serie de razones que no tienen ni pies ni cabeza.

Así lo contaba Ari en sus redes sociales, donde explicaba que llevaba trabajando dos años en ese puesto, para el que le habían ascendido y dado ciertos incentivos, y ahora han decidido prescindir de ella.

“Me despidieron del trabajo que más feliz me ha hecho en siglos, donde – supuestamente- lo estaba haciendo bien durante dos años. ¿El argumento? Que soy tímida, que soy introvertida, que no soy tan social” explicaba.

      
             
      

“Qué injusto que en pleno 2024 las personas sigan siendo juzgadas por una personalidad no-normativa Durante dos años hice mi trabajo con mucho cariño y di mi 110%, incluso estando enferma, deprimida. Pero supongo que las birras after work valían más” seguía diciendo.

Sin embargo, ella era consciente de que, aunque no siempre estuviera de fiesta con ellos, no se llevaba mal con sus compañeros. “Hubo contratiempos, sí, pero nadie puede decir que mi trabajo fue nada menos que excelente, porque nunca exigí menos de mí misma” lamentaba.

Por eso, quería dar un mensaje al resto de compañeros y trabajadores de cualquier otro sector. “Lo único que les puedo decir: Dejen todo por escrito siempre… y revisen todos sus documentos laborales”

      

Ha querido aclarar que no pueden despedirte por “razones subjetivas” pero que, aunque le dieron esas off the record, lo cierto es que oficialmente le dieron otras.

Dimite tras su primer día como camarera por este motivo

Esta experiencia de la joven la ha contado la cuenta de X, antiguo Twitter, @SoyCamarero, que se dedica a recopilar este tipo de historias en su cuenta y a ayudar a sus compañeros de trabajo (aunque no los conozca personalmente).

Dice que ella le mandó esta historia, pero prefirió mantenerse en el anonimato, al igual que omitir el nombre del restaurante. Igualmente, se refería a él como "restaurante muy famoso de Barcelona".

Pues bien, entre las condiciones de trabajo, le daban alojamiento para poder trabajar allí. Sin embargo, nada era lo que parecía. "Se fue el primer día de trabajo al ver las condiciones de alojamiento y por alguna de sus condiciones" expresaba en esta cuenta.

Y es que lo que le hacían firmar no se ha visto en otro lado. Eran una serie de condiciones que muchas no tenían ni pies ni cabeza. "La camarera siempre debe sonreír, y ser amable, muy amable. Al cliente no le interesa si nos duele la muela o nuestra abuela está enferma" decía una de ellas.

En otras, se pedía que a "la camarera le guste lo que haga y lo haga con amor y cariño, porque sino todo sale de mala gana. Si son aprendices, con más razón deben ser más felices de aprender una profesión".

No solo eso, sino que "amenazaban" al personal al decirles que si se equivocaban con una orden, se les cobraría lo olvidado, y si rompían una vajilla, se les cobraría 5 euros.

Como puntilla, el alojamiento que les ofrecían era una cama en medio de la cocina, por lo que puedes imaginar que no era especialmente salubre.

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