Carta dominical

El obispado de Tortosa celebra el Encuentro anual del Movimiento Infantil Diocesano

Así lo destaca en su escrito el administrador diocesano, José Luis Arín.

Obispado de Tortosa

Redacción digital

Madrid - Publicado el

4 min lectura

La carta dominical completa del administrador diocesano del obispado de Tortosa, José Luis Arín, es la siguiente:

YO CREO QUE TÚ ERES EL CRISTO, EL HIJO DE DIOS 26-03-2023

La visión profética de los huesos secos expresa claramente la situación de los exiliados que ven próximo su exterminio (Ez 33,10s). La interpelación que el Señor hace a Ezequiel (¿Podrán revivir estos huesos? 37,3), solo puede tener una respuesta en clave humana: ¡No!

La única fuente de esperanza es el amor fiel del Señor a su Pueblo.

Esto dice el Señor Dios a estos huesos: Yo mismo infundiré espíritu sobre vosotros y viviréis.

El resultado de la acción amorosa de Dios será múltiple: Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os sacaré de ellos, pueblo mío, y os llevaré a la tierra de Israel. Y cuando abra vuestros sepulcros y os saque de ellos, pueblo mío, comprenderéis que soy el Señor. Pondré mi espíritu en vosotros y viviréis. Porque en el plan de Dios el castigo del exilio a Babilonia (592-538 a.C.) no era definitivo sino purificador.

Situación parecida es la de Lázaro, aquel a quien Jesús ama, que estaba enfermo y, cuando Jesús llegó, llevaba ya cuatro días en el sepulcro.

De Lázaro solo sabemos que sus hermanas envían a decirle a Jesus: “Señor, el que tú amas está enfermo”. Y también que Jesús, enterado de la noticia, se quedó todavía dos días donde estaba, no por desinterés hacia su amigo enfermo (Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: “¡Cómo lo quería!”) sino porque la enfermedad servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.

Pero la atención del relato recae en el diálogo de Jesús con Marta a quién Jesús le dijo: “Tu hermano resucitará”. El texto emplea el mismo verbo para la Resurrección de Jesús que para el caso de Lázaro, el hijo de la viuda de Naím o la hija de Jairo, que son devueltos a la vida de antes. Hace falta, pues, un lenguaje diferente para realidades tan diversas: ser devueltos por un tiempo a la misma vida terrena de antes y resucitar a una vida totalmente nueva.

Jesús retrasa su ida, diciendo que la enfermedad de Lázaro será ocasión para que creáis.

Ante la muerte ya consumada de su hermano, le dijo Marta a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano”. Aun así, confiesa firmemente: Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.

Marta sigue escuchando al Maestro que continúa avanzando en la Revelación: “Tu hermano resucitará”. Marta lo sitúa en la perspectiva escatológica: “Sé que resucitará en la resurrección en el último día”. Entonces Jesús hace un cambio radical situando la Resurrección en el ámbito de la relación personal con Él y anunciando el kerigma central de la fe cristiana: “Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. Finalmente, completa la afirmación con la interpelación definitiva: ¿Crees esto?

Marta no dice que sí creo “esto”, pero expresa mucho mejor la esencia de la fe cristiana, referida radicalmente a la persona de Jesucristo, y subsidiariamente a su Mensaje: “Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”.

Esta es la Buena Noticia que el cristiano tiene que llevar al mundo: Jesucristo es quien tiene que llenar de gozo y sentido nuestra vida entera. Cuando hoy en día puede parecer que la imagen de los huesos secos es aplicable a la transmisión de la fe a las nuevas generaciones y también a los adultos que han crecido lejos del ámbito de la fe cristiana, se hace necesario reavivar la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y la firmeza de vuestra esperanza (1Te 1,2) por la tarea evangelizadora y catequética de nuestra Iglesia diocesana que precisamente hoy celebra en el Seminario una Jornada memorable: el Encuentro anual del Movimiento Infantil Diocesano (MID) reuniendo jubilosamente a sacerdotes, catequistas y padres, que acompañan a los niños y niñas de la Catequesis de Iniciación Cristiana en nuestras Parroquias.

¡Feliz Fiesta del MID!

José-Luis Arín Roig

Administrador Diocesano

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