Del 16 al 19
MARTE contará con una sección dedicada a la cerámica
La feria de arte contemporáneo apuesta por esta disciplina, siendo el único certamen que cuenta con espacio propio para ello.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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MARTE 2021, que se celebra del 16 al 19 de diciembre en el Auditorio y Palacio de Congresos de Castellón, contará con una amplio espacio dedicado a la cerámica contemporánea, comisariado por Teresa Calbo, bajo el título ARTE EN CERÁMICA. Se trata de la única feria de nuestro país que dedica una sección a esta disciplina.
La propuesta comprende 4 stands de la feria, cada uno de ellos asignado a dos artistas. Calbo pasa el testigo de la reflexión y el diálogo a los propios artistas con temas a los que deben dar una respuesta artística: “la repetición y el aura”, por Oscar Abraham Pabón y Pablo Barreiro; “el objeto sagrado”, a cargo de Álvaro Albadalejo y Virginia Paradise; “la escenificación del objeto de uso”, por Mar Ramón Soriano y Uxue López; “el ritual”, a cargo de Sandra Val y Shirin Salehi.
La inclusión de la cerámica en la feria de arte contemporáneo de Castellón es una evolución natural si tenemos en cuenta la historia alfarera de la región y el gran número de artistas contemporáneos que utilizan la cerámica como material para expresarse.
Fueron los fenicios los que trajeron las ánforas en el siglo VII a.C. a la cultura ibérica y, siendo tierra de comerciantes, se extendió el oficio de la alfarería ante la necesidad de conservar y transportar mercancías, sobre todo después de la conquista romana. Pero también se aplicaron a la realización de urnas cinerarias, cerámica de cocina y cerámica pintada con motivos narrativos o simbólicos. Con la cultura musulmana llegó la cerámica vidriada, los “azzulezhi”(azulejos). Como consecuencia de la reconquista cristiana de Al Andalus, el centro de producción se trasladó desde Málaga a Manises. Las baldosas de Manises se exportaron por todo el Mediterráneo en la misma ruta que ya tenían abierta los íberos y romanos. Es fácil imaginar las grandes tinajas llenas de loza azul y dorada partiendo del puerto de Valencia. Entre los clientes más importantes estaban Alfonso el Magnánimo en el reino de Nápoles y los Borgia, Calixto III y Alejandro VI, originarios de Xátiva. La industria valenciana se afianza durante el “modernismo”, siendo Onda y Manises los principales centros de formación y producción. Y en la segunda mitad del siglo XX, gracias a los avances tecnológicos, se posiciona como la primera de Europa.
Teresa Calbo, comisaria de la sección, afronta en el proyecto uno de los problemas que surgen a la hora de seleccionar a los artistas que realizan trabajos en cerámica: la distinción entre arte y artesanía. En palabras de Calbo: “Sólo podemos aproximarnos al problema de una manera intuitiva si no queremos caer en fundamentalismos. Digamos que cuando ponemos un plato encima de nuestra mesa para comer o cuando compramos un jarrón, no los consideramos obras de arte. Sin embargo, cuando vemos una urna cineraria o una tinaja de la cultura ibérica puesta en la vitrina de un museo, no dudamos de que se trata de arte. Parece ser que el arte es cuestión de puesta en escena y de distancia.
Ambas características transforman un objeto común o de uso en un objeto simbólico”. El segundo reto que propone la comisaria con su propuesta es hacer que el visitante reflexione sobre la relación del arte contemporáneo (siglo XXI) con los oficios artesanales. A todas luces existe un movimiento artístico en nuestros días de apropiación de procesos artesanales, especialmente en España. El artista se acerca al trabajo de los artesanos bien por raíces culturales, comunitarias o por adhesión voluntaria y comprometida. Y con ello se sitúa con el artesano en una posición de resistencia frente a una sociedad altamente industrializada. Ambos siguen un ritual en sus trabajos que es ajeno a los ritmos, procedimientos y resultados que reclama la sociedad de consumo. Lo único que hará de más el artista es construir un objeto simbólico a partir de los materiales, procedimientos, incluso relatos, que ha visto y oído a los artesanos. Al hacerlo, pone a funcionar el imaginario inconsciente del espectador que reconocerá tenuemente otro modo de ver y estar en el mundo.
Por último, el comisariado hace una propuesta determinada para la sección de cerámica con cuatro stands cada uno de ellos asignado a dos artistas. Al hacerlo así se pasa el testigo de la reflexión y el diálogo a los propios artistas.
Óscar Abraham Pabón y Pablo Barreiro toman como plano común lo arquitectónico y los problemas en teoría del arte sobre la repetición. El primero parte de los ladrillos de construcción transformándolos en objetos de ornato y soporte de pintura. La geometría de Pabón contrasta con el informalismo de Barreiro, quien utiliza restos cerámicos, bien para conformar una masa o bien para expandirlos en una instalación.
A Sandra Val y Shirin Salehi se les propone un diálogo sobre lo ritual como concepto intrínseco a la historia de la cerámica desde sus rígenes hasta nuestros días. El artista, en el proceso de producción de la cerámica, pone en juego su propio cuerpo y las manos que conforman la materia, midiendo los tiempos de una manera que recuerda al ritmo de una ceremonia ritual. Además, se hace una disposición simbólica de las obras, en un espacio determinado, como reproducción de un rito social o cultural.
Con Virginia Paradise y Álvaro Albaladejo se convoca el sentido antropológico de la cerámica en el ámbito de lo sagrado. La cerámica espiritual de Virginia Paradise toma la tierra en su forma más rudimentaria como materia para crear objetos de reminiscencia ancestral, mágica y esotérica. En este espacio de miradas de lo invisible se sitúa también Álvaro Albaladejo cuestionando “la experiencia visual normalizada”, utilizando en ocasiones procesos químicos en sus esculturas que conversan con la psicodelia contemporánea y pueden ser entendidos, en diálogo con Virginia, como trucos de alquimista.
Finalmente, el diálogo de Mar Ramón y Uxue López se desarrolla “con” el lenguaje de las cosas, la posición relativa de los cuerpos entre ellos en un espacio y con nosotros. Desde un punto de vista estructural, sus trabajos pueden ser considerados, en el contexto de la historia de la cerámica, como escenificación de los objetos de uso convertidos así en “inútiles”.