CULLERA
50 años del cartel de la localidad valenciana de Cullera: "ni arneses ni nada, por ahí íbamos como cabras"
Las míticas letras de la montaña de Cullera cumplen medio siglo como emblema que catapultó a la localidad valenciana a la cabeza del turismo nacional
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Las emblemáticas letras de la montaña de Cullera cumplen 50 y años. Una hazaña que hoy sería mucho más sencilla gracias a los avances tecnológicos, pero que en los años 70 supuso una serie de ingeniosas soluciones para llevar a cabo la obra. La idea surge del escultor Enrique Torres, que era un enamorado de esta localidad.
Para situarnos en el inicio de esta historia, hay que remontarse a cuando la carretera que iba hacia Alicante era la Nacional que pasaba por allí. Desde ambas direcciones se veía esa cara de la montaña y decidieron darle ese toque de identidad que permitía a todo el mundo saber que ahí se encontraba Cullera. En COPE Valencia hemos podido hablar con uno de aquellos hombres que formaron parte del equipo de pintores de este cartel.
José Marí Colom fue uno de los artífices de esta obra junto con otros ocho compañeros. Pero lo interesante no está solo en haber pintado una montaña, sino en cómo pudieron hacerlo en aquellos tiempos. Ya que hay que recordar que cada letra mide 35 metros de alto, 15 de ancho y la mina de cada letra 5. Y ocupan una extensión de 250 metros.
Estas letras, que se aprecian desde 30 kilómetros de distancia, se han convertido en el lema de la población y en uno de los emblemas. ¿Quién no ha visto estas letras alguna vez en su vida? Pues para lograr cuadrarlas todas, el equipo de Enrique Torres tuvo que ingeniar cómo conseguir que quedaran perfectamente integradas en el paisaje.
Todo se hacía a mano, obviamente, sin grúas ni ayudas de ningún tipo. "Los sacos de cemento y pintura los subíamos a mano". De hecho, muchos materiales caían montaña abajo y algunos eran los vecinos que les reprendían aquello. Además, para comprobar que las letras estaban en su lugar y se apreciaban desde ambas direcciones, tenían que bajar y volver a subir para corregir el error.
Fue un trabajo muy arriesgado, "íbamos por el monte como cabras, no teníamos ni arneses ni nada", recuerda Marí. Apenas había medidas de seguridad y la pronta edad de aquel grupo de artistas tampoco les dejaba ver el peligro: "teníamos veinte años". Para poner en valor lo que supondría hoy realizar esto. Se presupuestó el mantenimiento de estas letras y la empresa cifró en 10.000 euros solo el tema de la seguridad.
Que estas letras sigan aquí suponen un orgullo para él como uno de los participantes de este escaparate."Ojalá dentro de 50 años se siga viendo que ahí está Cullera, porque cualquier extranjero que viene y pasa por la autovía dice: "Ostras, ahí está Cullera".