Luz de Cruce

Cine y Motor, Cabaret

En algunas escenas aparece un elegante vehículo de la época. Se trata de una limusina Daimler Streight Eight de color perla, de 1936.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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CABARET

Hoy abordamos uno de los musicales más exitosos del cine, pero también de Broadway. La película se estrenó en 1972 y aunque se apartaba de la fórmula más habitual del género, aplicada durante su etapa dorada, conquistó a los espectadores de todo el mundo. Corroboró el éxito que ya había obtenido la obra original en los escenarios desde su estreno en el corazón de Nueva York el 20 de noviembre de 1966.

Está inspirada en el libro autobiográfico Goodbye Berlin, del novelista y dramaturgo angloamericano Christopher Isherwood, publicado en 1939 y que recogía parte de las experiencias que tuvo durante los años que vivió en la capital alemana.

La historia está ambientada en el Berlín de 1931, durante la República de Weimar y coincidiendo con el ascenso del partido nazi. Relataba un romance que terminaba en unos terrenos dramáticos: Brian Roberts, un académico y escritor británico, se acaba de mudar a una pensión de la ciudad con el ánimo de dar clases de inglés y al tiempo completar su doctorado. Allí conoce a Sally Bowles, la estrella del popular cabaret Kit Kat Klub. Pese a su diferente forma de ser, entablan amistad y terminan enamorándose, aunque mantienen una relación bastante abierta. Cuando en su camino se cruza un excéntrico millonario, sus sentimientos se ven afectados y en mayor medida cuando ella se queda embarazada.

Él le propone empezar una nueva vida en Cambridge, pero Sally no se ve como la esposa perfecta, alejada del escenario que es su vida; además al sufrir un aborto deja de tener sentido esa posibilidad y ambos siguen caminos diferentes. A ello se unía una subtrama que contaba la relación entre un judío que se hace pasar por protestante hasta que se enamora de una rica heredera también judía como él y decide revelar su verdadera religión.

La película catapultó el éxito de Liza Minelli, hija de Judy Garland y Vincente Minelli. Aunque sus padres no querían que fuese actriz, siendo muy niña ya había participado en alguna película de su madre. De hecho buena parte de su infancia la pasó en los platós de rodaje. Sin embargo, dio sus primeros pasos en el mundo del espectáculo como cantante. En 1964 grabó su primer disco al que seguirían muchos más, incluso tiene en su haber un premio Grammy. Alternó la música con el teatro, así en 1965 triunfó con Flora, la amenaza roja, una obra de los mismos autores de Cabaret por la que obtuvo un premio Tony. En 1969 empezó a destacar en el cine protagonizando El cuco estéril que le valió una nominación al Óscar, pero sus prometedores pasos tocaron techo con Cabaret, por el que además ganó el Óscar a mejor actriz en la que fue su segunda candidatura.

Luego seguirían títulos como Los aventureros de Lucky Lady, New York New York, Arthur, el soltero de oro, Chicago en rojo y Vidas paralelas. Últimamente se ha apartado de la gran pantalla, aunque nunca ha dejado de cantar y de participar en obras de teatro.

A su lado estaba Michael York, un actor británico que desde que era adolescente se había curtido en el teatro. También en el cine había participado en papeles secundarios de la mano del director Franco Zeffirelli en La fierecilla domada y Romeo y Julieta. Igualmente, había destacado en títulos como Alfredo el Grande y Zeppelin y luego intervino en Los tres mosqueteros, Asesinato en el Orient Express, La fuga de Logan, la saga Austin Powers y series como El secreto del Sahara.

El otro actor destacado era el maestro de ceremonias: Joel Grey; un cómico, actor y bailarín que tiene una larga carrera en series de televisión y en cine, con títulos como Buffalo Bill y los indios, Remo, desarmado y peligroso, Kafka, y Bailar en la oscuridad. Es además el padre de la actriz Jennifer Grey, la protagonista de Dirty Dancing. Fue escogido para este papel porque ya lo había interpretado en los escenarios, de hecho, había conseguido el Tony de 1966 como mejor actor de reparto; así que fue una elección sencilla. Además, para el film, se esforzó en darle un auténtico acento alemán, ganando también el Óscar a mejor actor secundario.

La dirección corría a cargo de Bob Fosse, toda una institución del mundo del musical: actor, bailarín, coreógrafo y director. Todo un genio que concebía el género de una manera especial, aproximando el relato convencional a los números que se representan en un escenario, intercalando las canciones y el baile con la narración de la historia, algo muy similar a lo que sucedía en los primeros musicales cinematográficos de los años 30. En el cine dirigió Noches en la ciudad, la premiada Lenny con Dustin Hoffman y la oscarizada All That Jazz.

El presupuesto de Cabaret fue de 4,5 millones y recaudó en poco tiempo casi 43 millones. Además, consiguió 10 nominaciones a los Oscars, de las cuales triunfó en 8: mejor actriz, actor secundario, director, fotografía, dirección artística, sonido, montaje y música adaptada, aunque el “premio gordo”, el de mejor película se lo llevó El padrino que, curiosamente, solo consiguió 3 Oscars.

La película se rodó en Berlín y en los estudios Baviera de Munich, y la mayoría de las bailarinas eran alemanas.

La icónica imagen que luce Liza Minelli en Cabaret es en buena parte el resultado sus propias decisiones, que tomó con la ayuda de su padre sobre el corte de pelo estilo años 20, el maquillaje, el bombín y los pantaloncitos cortos.

Antes de encomendarse la dirección a Bob Fosse, se barajaron los nombres de Gene Kelly y Billy Wilder. Y para el papel de Micahel York también se pensó en Malcom McDowell, David Hemmings y Tim Curry.

Una curiosidad es que en el montaje que se hizo en Londres de Cabaret en 1968, el papel principal de Sally corría a cargo de una joven Judi Dench.

Las canciones que ganaron más popularidad con la película son obra del músico John Kander y del letrista Fred Ebb, ambos americanos. Los dos autores ya habían colaborado en un musical anterior: Flora, la amenaza roja. Este fue su segundo trabajo en común, a los que siguieron otros como Funny Lady, Zorba y los famosos Chicago, New York New York, y El beso de la mujer araña.

El repertorio de la película se corresponde en buena parte al del musical, pero se descartaron algunos temas de aquel y los compositores escribieron otros nuevos. Concretamente se incorporaron tres canciones: Mein Herr, Maybe This Time que pertenecía a otra obra suya y uno de los más populares: Money. Y lo que terminó por suceder es que estos temas pasaron a posteriores montajes del musical en los teatros. Por el contrario, algunas canciones del musical teatral en la película aparecen como temas instrumentales, de fondo musical.

Esa especie de himno titulado El mañana nos pertenece, que comienza a cantar un joven espectador, vestido con el uniforme de las Juventudes Hitlerianas, se ha confundido con un auténtico himno de la época cuando no es así. Fue compuesto inspirándose en el estilo de esos cantos nazis, y ello también llevó a acusar a los compositores de antisemitas, cuando ambos eran judíos.

Precisamente a este tema le pone la voz principal el actor y cantante Mark Lambert, pero como se negaba a teñirse el pelo de rubio para parecer alemán, como exigía el director, a quien finalmente vemos en la película es a otro actor que hace playback.

En algunas escenas aparece un elegante vehículo de la época. Se trata de una limusina Daimler Streight Eight de color perla, de 1936.

La Daimler Motor Company fue una empresa dedicada a fabricación de vehículos fundada 1896, con sede en Coventry. Sin embargo, su nombre es alemán. Y es que el germano Gottlieb Daimler, uno de los pioneros del automóvil, trabó amistad con un inglés, Frederick Simms. Ambos se conocieron en 1890, en una muestra de mecánica celebrada en Alemania, en la que Simms quedó prendado por el motor de cuatro tiempos de Daimler.

Pocos años después Simms fundó la Daimler Motor Company, con el propio Daimler como el director técnico de la empresa, que utilizaba la patente de los motores que él había creado y, a cambio, la compañía llevó su nombre.

El Daimler Streight Eight corresponde al periodo de entreguerras. La variante que vemos en la película (4 œ), se fabricó a partir de diciembre de 1935. Tenía un motor de 8 cilindros en línea y alcanzaba una velocidad máxima de 116 kilómetros por hora.

En cuanto al exterior, la carrocería era de aluminio salvo la parrilla delantera que estaba fabricada en acero. En el coche que vemos en esta película la parte delantera, donde va el chófer, aparece sin la capota, solo con la luna delantera. También llamaban la atención sus cuatro focos, situados junto a la parrilla: dos en la parte superior y dos más pequeños en la parte inferior, y el maletero sobresalía de la parte trasera. Medía 5,18 de largo y 1,85 de largo

Del interior destacaba el tablero acabado en maderas nobles, con el volante en la derecha, al ser británico y el tapizado en cuero de los sillones.

Se dice que uno de estos modelos lo utilizaba el alcalde de Londres antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

Hoy son auténticas piezas de coleccionistas, e incluso en mal estado han sido subastados por elevados precios para su posterior restauración por parte de los nuevos propietarios.