CINE Y MOTOR

LOS LOCOS DEL CANNONBALL

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Hoy abordamos un clásico del cine y el motor como es esta alocada comedia de 1981 que no pasará a la historia del séptimo arte con letras doradas, pero que se ganó el favor de miles de espectadores en todo el mundo siendo uno de los estrenos más taquilleros de aquel año.

La película se basaba en una carrera real celebrada en 1979, solo un par de años antes, donde los participantes iban desde Connecticut, al noreste de Estados Unidos, hasta Los Ángeles, atravesando todo el país de costa a costa.

En este caso, hasta alcanzar la meta no hay ningún tipo de reglas, así que los concursantes harán todo lo posible para ganar la competición incluyendo el empleo de diversas artimañas para dejar fuera de combate a sus contrincantes.

Entre los equipos participantes destacaban:

- Una antigua figura de la Fórmula 1 aficionado al whisky y su compañero, obsesionado por las apuestas, que pilotan un Ferrari 308 y además van vestidos de sacerdotes.

- El propietario de un equipo NASCAR y su mecánico, que se cree un superhéroe cuando las cosas se ponen mal. Ambos van en una ambulancia Dodge Sportsman.

- Dos atractivas jóvenes que compiten con un Lamborghini Countach con sus monos ajustados.

- Una pareja de pilotos orientales que conducen un Subaru Leone dotado de alta tecnología, incluyendo unos rayos infrarrojos que le permiten competir de noche sin ninguna dificultad.

- Un Aston Martín DB 5 propiedad de un rico heredero que se empeña en imitar a James Bond y dispone de varios dispositivos para frenar y despistar a sus rivales, como manchas de aceite, cortinas de humo y placas de matrícula intercambiables.

- Y además un jeque árabe que luce un Rolls Royce Silver.

En definitiva, un elenco más propio de la serie de dibujos animados Los autos locos (que a su vez estaba inspirada en la película La carrera del siglo de 1965).

Desde el principio surgen infinidad de contratiempos, desde un personaje comprometido con el medio ambiente que ve en esta carrera un peligroso ejemplo o una banda de moteros agresivos que irrumpe a mitad del camino.

En el amplio y variopinto reparto encontrábamos actores muy conocidos de diferentes generaciones. Compartían uno de los coches dos miembros del llamado Rat Pack: Dean Martin y Sammy Davis Jr.

Otra pareja la formaban el cómico y showman Dom DeLuise y Burt Reynolds, un duro de Hollywood que ya había tocado la comedia en títulos como El rompehuesos, Los caraduras y Los aventureros de Lucky Lady.

A ellos se unía un entonces desconocido Jackie Chan, para quien era su segunda película en Hollwyood, y Roger Moore que se autoparodiaba como 007 en el mismo año en que se estrenaba Solo para sus ojos, protagonizada por él mismo. También aparecía una actriz de moda gracias a la tele como la malograda Farrah Fawcett, conocida por Los ángeles de Charlie y que por este papel fue nominada al premio Razzie a peor actriz secundaria.

Se sumaba también en una pequeña participación Peter Fonda, en una caricatura de su papel de motorista en Easy Rider (Buscando mi destino).

El director fue Hal Needham, quien había empezado en el cine como especialista, haciendo de doble. También fue actor y finalmente como director no tuvo una carrera muy larga, pero dejó algunos títulos de éxito en taquilla como Los caraduras, Cactus Jack, Megaforce y Los locos del Cannonball 2.

Y es que este film tuvo dos secuelas, una primera en 1984 que repetía prácticamente el mismo reparto, al que se sumaba Shirley Maclaine y otra más en 1988 donde el elenco era totalmente diferente y contaba con actores como el cómico John Candy, la actriz Brooke Shields y el veterano Lee Van Cleef, entre otros. Tanto en 2016 como en 2018 se habló de una secuela, pero el proyecto no llegó a buen puerto.

Además, este film inspiró el primer videojuego de Arcade dedicado a carreras de coches y editado en 1986, con el nombre de Out Run.

Esta primera, que fue la mejor de las tres, contó con 16 millones de dólares de presupuesto y recaudó diez veces más, 160 millones, siendo un exitazo de taquilla en todos los países donde se estrenó. Solo el sueldo de Burt Reynolds era de 5 millones de euros más un porcentaje sobre las ganancias y eso únicamente por 4 semanas de rodaje; convirtiéndose en la estrella mejor pagada de Hollywood en ese momento, aunque el actor nunca quedó satisfecho de este trabajo.

Pese a la discreta carrera del director, instauró una moda novedosa que todavía hoy sigue vigente en las comedias como era de acompañar los títulos de cierre de las simpáticas tomas falsas.