Madrid - Publicado el - Actualizado
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Con un título nada estimulante, se presentaba en la cartelera este estreno que aúna el thriller de acción y la comedia negra, resultando perfecto como vehículo de evasión. Enganchan sus formas narrativas en las secuencias iniciales y va creciendo en intensidad, aproximándose mucho al tono de algunos films de éxito de los 90 sobre justicieros o policías implacables, en los cuales las elevadas dosis de violencia se alternaban con continuas notas de humor, igual que aquí sucede. Sabiendo en que terrenos se mueve, su objetivo es hacer de la evidente ficción un divertimento de principio a fin, extremo que consigue plenamente.
La vida de Hutch, casado y con dos hijos, se ciñe a trabajar de contable en la empresa de su suegro y a algunas tareas domésticas, aunque su matrimonio hace tiempo que entró en crisis. Una noche dos encapuchados entran en su casa y teniendo la oportunidad de defenderse opta por no reaccionar. Prácticamente se queda en un susto sin graves consecuencias, pero su familia se siente muy decepcionada. Dispuesto a que no le vuelvan a subestimar, destapa su lado oscuro y sangriento vinculado a un pasado que creía enterrado al convertirse en un hombre aparentemente normal. Y sin buscarlo terminará enfrentándose a uno de los mafiosos más temidos de la ciudad y a su ejército de sicarios.
En pocos minutos muestra de manera original, prácticamente a modo de Atrapado en el tiempo exprés, todas las rutinas del protagonista, bastante huérfanas de alicientes. Superado ese ágil preámbulo, comienza a destapar su cara oculta a través de varios incidentes que no tienen desperdicio. La llamativa y peculiar realización dota esas agitadas escenas de acción de una entidad propia, muy distinta a lo habitual.
Hay que apuntar que el peso del protagonista en la trama, no le impide al guion otorgar la participación adecuada a varios secundarios, cuyas intervenciones no tienen desperdicio.
Además, alimenta su intencionado carácter vintage, con distintos toques irónicos, como es el caso del poderoso enemigo a batir: un rocoso gánster ruso letal y sin escrúpulos, cuya primera aparición en pantalla ya se acompaña de algunas notas cómicas.
Para quienes no la hayan visto, hay que advertir que, mediados los créditos de cierre, aparece un pequeño gag, lo que unido a la última escena, nos invita a pensar en una continuación.
Justo la mañana siguiente a la del incidente que lanza la historia, cuando el protagonista se despide de su mujer, se encuentra con el vecino que presume de su nuevo coche: ha vendido el anterior y se ha comprado un Dodge Challenger del 73, de color crema, con motor V8, de 4,9 litros.
Ese mismo coche es el que posteriormente “toma prestado” Hutch. De hecho protagoniza la persecución automovilística que no podía faltar en el tramo final. Entre sus perseguidores vemos a un Range Rover, un Chrysler 300 y un Land Rover Discovery.
La empresa Dodge fue fundada en Michigan por dos hermanos, John y Horace Dodge, que desde pequeños aprendieron el oficio de su padre que era mecánico, y formaron la ‘Dodge Brothers Company’ en 1914, aunque ya en 1928 la compró Chrysler de la que es hoy una filial.
El Dodge Challenger es un automóvil que se fabrica desde 1970. Desde entonces, se han producido tres generaciones, el de la película pertenece a la primera que va desde 1970 a 1974.
Los primeros modelos tenían el motor de 6 válvulas alineadas y ya a partir del año 1971 se incorporan motores con 8 válvulas en V, y su transmisión era de 3 ó 4 velocidades manual. Su velocidad máxima era de 182 kilómetros por hora y podía pasar de 0 a 100 km/hora en 9 segundos. Consumía una media de 18,5 litros cada 100 kilómetros.
Como vemos en el film, es un vehículo de línea deportiva, con dos puertas, que seguía el estilo del exitoso Dodge Charger pero era un poco más pequeño: medía 4,86 de largo, 1,93 de ancho y 1,30 de alto y pesa 1.430 kilos. En algunos casos, como el de la película, se incorporaba un alerón trasero. El precio original en los años 70 estaba en torno a los 3.100 dólares.
De este mismo modelo se fabricó una serie limitada para su participación en las famosas ‘500 millas de Indianápolis’.