Tragedia en Valencia: una catástrofe con 155 víctimas mortales y un antes y después en la gestión de emergencias

Los vehículos se han convertido en trampas mortales.

Carles Villeta

Valencia - Publicado el

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 Las inundaciones provocadas por la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que ha afectado a gran parte de la provincia de Valencia han dejado una estela de destrucción y luto. La mayor tragedia de la historia en la Comunitat Valenciana ha afectado a Utiel, Requena, Torrent, Paiporta, Chiva, Cheste, Vilamarxant, Ribarroja, Benetúser, Catarroja, Albal, Massanasa, Llombai, Catadau, Carlet, Alcudia, Guadassuar, Alginet, Algemesí... y un buen número de municipios cercanos a estos.

José Ángel Núñez, jefe de Climatología de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en la Comunidad Valenciana, compartió en una entrevista en el programa "Mediodía" de COPE Valencia sus reflexiones sobre las causas de esta tragedia, sus devastadoras consecuencias y los posibles errores en la prevención.

Núñez destacó que, aunque las lluvias torrenciales no son extrañas en la región, la magnitud de esta catástrofe humanitaria superó todas las expectativas. “Llevamos ya más de 100 muertos. Lo realmente inaceptable, lo que me ha sorprendido, es la magnitud de la catástrofe humanitaria, más que la magnitud del fenómeno meteorológico”, expresó. Pese a los continuos avisos de AEMET, incluida la declaración de alerta roja, los ciudadanos en muchas localidades afectadas no actuaron de acuerdo con la emergencia extrema, lo que Núñez describe como un fallo de percepción y concienciación del peligro.

Uno de los factores que Núñez resalta como clave en esta tragedia es el uso de vehículos durante la emergencia. Según comentó, muchos de los fallecidos perdieron la vida intentando huir en coche, un medio de escape que, ante el violento caudal de agua, se convirtió en una trampa mortal. Este problema, en comparación con la riada de 1957 en Valencia, cuando la movilidad era más limitada, indica una necesidad de mejorar la comunicación de los riesgos específicos de estos fenómenos, a la vez que refleja un cambio en los hábitos de desplazamiento.

Además, Núñez subrayó cómo las lluvias se concentraron en zonas concretas, dejando lugares como Paiporta con escasa lluvia y una falsa sensación de seguridad, que contribuyó a la trágica pérdida de vidas. “Nos encontramos en una situación de alerta roja, pero al no llover en algunos lugares, muchos no tomaron precauciones. En segundos, un barranco que parecía tranquilo puede llenarse y arrastrarlo todo”, explicó.

La situación de emergencia sigue en pie, especialmente en Castellón, con avisos rojos activos. AEMET advierte que, aunque el fenómeno más grave fue el pasado martes, el tiempo inestable continuará en los próximos días, y llama a la ciudadanía a no hacer caso de rumores sobre escasez o contaminación de agua. Para Núñez, la tragedia de esta DANA supone un antes y un después en la gestión de emergencias, resaltando la necesidad de reformular los protocolos de actuación y reforzar la educación pública en prevención ante catástrofes naturales.

Las autoridades, que hoy priorizan el rescate de personas atrapadas y la recuperación de cuerpos, instan a la población a evitar desplazamientos por carretera para no entorpecer las labores de emergencia.

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