¿Hay racismo en Badajoz en pleno siglo XXI?

Te ofrecemos el emotivo testimonio de Juani, una joven gitana, que afirma que el racismo se siente "solo con decir tu apellido".

José Luis Lorido

Badajoz - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

      
      
             
      

Somos una ciudad que presume de su diversidad, de la convivencia entre culturas. Un crisol de razas donde, al menos en teoría, todos somos iguales. Pero, ¿es esto realmente así? Juani, una joven gitana, nos invita a reflexionar sobre esta cuestión.

"El pasado viernes 18, después del concierto de Azúcar Moreno en la Plaza Alta, un grupo de amigas y yo fuimos a un local del río. Íbamos arregladas para la ocasión. Al intentar entrar, nos dijeron que había una fiesta privada. Insistimos, pero nos negaron el acceso. ¿La razón? Según ellos, era porque éramos gitanas. No lo dijeron explícitamente, pero sus risas y evasivas lo dejaron claro".

Este no es un hecho aislado. Juani asegura que situaciones similares se repiten con frecuencia: "Esto nos ha ocurrido muchas veces, pero lo que pasa es que no le damos importancia. Estamos acostumbrados".

La discriminación hacia el pueblo gitano es una realidad en España. Estudios recientes revelan que los gitanos son uno de los colectivos más discriminados, sufriendo desigualdad en múltiples ámbitos: acceso al empleo, educación, vivienda y salud. Los prejuicios y estereotipos arraigados en la sociedad dificultan su integración y limitan sus oportunidades.

"Para encontrar trabajo, es como si tuvieras que superar una barrera extra", afirma Juani. "En cuanto ven tu apellido en el curriculum, ya te descartan. Muchos gitanos estamos preparados, tenemos estudios y ganas de trabajar. Pero los prejuicios pesan más".

Según datos de la Fundación Secretariado Gitano, la tasa de desempleo entre la población gitana en Extremadura es casi del 50%, más del triple que la media regional. Esta brecha se acentúa aún más entre los jóvenes gitanos, donde la tasa de desempleo supera el 38%.

      
             
      

La discriminación hacia los gitanos no se limita al ámbito laboral. También se manifiesta en el acceso a la vivienda, donde muchos gitanos se ven obligados a vivir en barrios marginados, y en el ámbito educativo, donde los índices de abandono escolar son más elevados entre la población gitana.

"Es cierto que hemos avanzado mucho en los últimos años", reconoce Juani. "Hay de todo en esta vida, malos y buenos, en payos y en gitanos. Los gitanos también somos muy buenos y sabemos comportarnos. Lo que algunos payos no. Que les he servido y no tienen ni educación ninguna ni respeto por nadie".

Le hemos hecho a ella la pregunta en cuestión: “¿Tu crees que Badajoz, Extremadura, España... es racista?”. La respuesta es clara: “Si. Yo lo he sufrido. Es verdad que donde yo trabajo y mis conocidos no son racistas.... conmigo al menos. Pero la mayoría si es racista. Hemos avanzado pero no nos dan oportunidades, sobre todo en el mundo del trabajo. Hay muchos gitanos preparados, pero no nos las dan por nuestro apellido”.

      
             
      

La historia de Juani es un reflejo de una realidad que persiste en nuestra sociedad. Es una llamada a la reflexión y a la acción. Todos tenemos la obligación de comprometernos a construir una sociedad más justa e igualitaria, donde cada persona tenga las mismas oportunidades, independientemente de su origen o condición social.