Álvaro, sufrió bullying: "Mientras otros hacían amigos, yo me quedaba solo, nadie quería jugar conmigo”

Comparte su historia con motivo del Día Internacional contra la Violencia y el Acoso en la Escuela

Miriam Bañón

Mérida - Publicado el

2 min lectura

      
      
             
      

Álvaro es un joven extremeño que, lamentablemente, sabe bien lo que es sentirse solo. Desde los 7 años, su vida escolar estuvo marcada por el acoso de un compañero mayor, un niño que había repetido curso y que pronto se convirtió en su peor pesadilla. “Empezó a pegarme, a maltratarme verbalmente, a ponerme motes feos, a aislarme,” recuerda. Pero el bullying no fue solo un golpe directo; su acosador también consiguió que otros niños de la clase se unieran, marginando a Álvaro y haciendo que sus días en el colegio fueran un tormento.

Durante aquellos años de infancia, Álvaro sufrió un aislamiento profundo. “Mientras otros hacían amigos, yo me quedaba solo, nadie quería jugar conmigo”, comparte. Las amistades, tan comunes y esenciales para los niños, eran un privilegio del que Álvaro no podía disfrutar. “Esa época yo no la tuve”, dice con tristeza. Las consecuencias de este rechazo fueron más allá de las aulas: fuera del colegio, el estigma lo acompañaba. "Era como una sombra, los niños me ignoraban también fuera."

En una época en la que hablar de acoso escolar no era tan común como lo es ahora, Álvaro y su familia lucharon prácticamente en solitario. Aunque nunca acudió a un psicólogo, el apoyo familiar fue fundamental. Sus padres y su hermana se convirtieron en su refugio, acompañándolo y dándole la fuerza para continuar. En un momento crítico, su familia incluso recurrió a denuncias y procedimientos judiciales, pero en aquella época, las herramientas y el apoyo contra el bullying eran limitados. “No había tantos medios como los hay ahora”, reflexiona.

La historia de Álvaro es un grito desde el pasado. Hoy, el panorama ha cambiado y la lucha contra el acoso escolar ha avanzado mucho. Sin embargo, su experiencia nos recuerda que aún queda mucho por hacer y que este problema necesita soluciones urgentes y duraderas.

Años después, Álvaro ha logrado seguir adelante, aunque admite que los recuerdos de aquel dolor siguen latentes. “Ahora intento olvidar, pero recordar esos momentos te emociona, te duele.” El mensaje de Álvaro, compartido con motivo del Día Internacional contra la Violencia y el Acoso en la Escuela, es una llamada a la empatía, al compromiso y a la urgencia de construir entornos escolares seguros y de apoyo. Su deseo es claro: que ningún niño tenga que vivir el vacío y la tristeza que él sintió.