La petición de los padres de Samuel: “que no se levanten banderas” por la muerte

Están sufriendo mucho, dice Jefferton, amigo de la familia

Noela Bao

Coruña - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Han pasado diez días desde la muerte de Samuel Luiz, asesinado a golpes en A Coruña. Son múltiples los homenajes y las reinvindicaciones que originó este terrible suceso. No obstante, la familia del joven pide que no se haga política en torno a este crimen.

Así se lo ha trasladado Max, el padre de Samuel, a Jefferton Ferreira, amigo personal de la familia. Pudo hablar con él hace unos días y asegura que tanto él como su madre están “muy emocionados y “sufriendo mucho”.

Según contaba este brasileño a COPE Coruña, la familia “agradece todo lo que están haciendo por la memoria de Samuel”, aunque piden “que no se levanten banderas” en torno a esta dolorosa pérdida. Afirma que“quieren que se haga justicia y nada más”, al tiempo que cree que “con las oraciones, con los pensamientos positivos, con la energía ellos van a tener fuerzas para seguir adelante”.

CONTACTO CON IBRAHIMA

Este martes, Jefferton contactó con Ibrahima, uno de los dos senegaleses que intentó frenar la agresión mortal a Samuel. Le contó que intentó “ayudar de la mejor forma posible” al chico. El joven colaboró con la Policía pese a estar de manera irregular en España. Ahora, la Secretaría de Estado de Migraciones estudia si darle un permiso de trabajo por su intervención activa en este suceso.

Ibrahima, en palabras de Jefferton, solo quiere “una vida digna, un trabajo aquí en España”, porque se define como “una persona normal”. Días atrás, el brasileño impulsó junto a las amigas de Samuel una petición para que se concediese permiso al senegalés.

SAMUEL “SIEMPRE NOS HACÍA REÍR”

Jefferton habla de Samuel como un “ángel” tanto en su casa como en su trabajo. Recuerda que era muy querido en la residencia de mayores de Padre Rubinos, donde trabajaba como auxiliar de enfermería, y que ejercía de voluntario en la Cruz Roja.

El joven tocaba la flauta en la banda de música de la congregación evangélica que compartían. Samuel “hablaba muy poco”, dice, pero “siempre que hablaba nos hacía reír”. El chico recitaba de memoria pasajes de la Biblia “que nos emocionaban”. “Una buena persona”, resume.