enfermedad mano-boca-pie

Una pediatra de A Coruña alerta del virus que se contagia incluso semanas después de la infección

El virus se queda muy fácilmente en los objetos y esto hace que si no tomamos medidas de precaución pueda haber una mayor transmisión

Doctora Yolanda Saldeño Pérez, pediatra del Hospital Quirónsalud A Coruña
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QuirónSalud

Eva Iglesias

Coruña - Publicado el

3 min lectura

Con el inicio del curso escolar es más frecuente una mayor interacción de los niños, por lo tanto, hay un mayor riesgo de contagio de enfermedades infecciosas, muchas de ellas de carácter viral y autolimitado y que no revisten gravedad. Por todo ello, es importante insistir en la prevención, que incluye además de la recomendación de la vacunación a toda la población infantil, la enseñanza y la práctica de hábitos de higiene, algunos tan sencillos como el lavado de manos a los más pequeños, para así protegerse de posibles contagios.

En esta etapa infantil se da una enfermedad conocida como el síndrome o enfermedad mano-boca-pie. Se trata de un proceso vírico, más propio entre los 12 meses y los tres años que suele cursar en brotes y puede aparecer en cualquier momento del año, pero es más común en verano y primavera, sobre todo cuando hay un mayor contacto entre los niños. El virus que lo provoca es el Coxsackie, que pertenece a la familia de los enterovirus

La doctora Yolanda Saldeño Pérez, pediatra del hospital Quirónsalud A Coruña, explica que "entre que un niño se contagia y tiene los primeros síntomas pasa un periodo de incubación que está entre los tres y los seis días. Aparecen síntomas como son la fiebre, ampollas y/o pápulas alrededor y dentro de la boca, así como, en las plantas de las manos y de los pies". Pero advierte que hay algunos niños que la pueden pasar sin síntomas, pero "aún así pueden contagiar a otros niños". Estas ampollas y/o pápulas pasan de forma espontánea a los 5 o 7 días de su aparición.

El niño puede contagiar "tanto en el periodo de incubación de la enfermedad, durante esta o incluso en semanas posteriores a estar infectado". Además, subraya la doctora Saldeño, es un virus que "se queda muy fácilmente en los objetos como juguetes, mesas, toallas...y esto hace que si no tomamos medidas de precaución puede haber una mayor transmisión".

Aunque es una enfermedad leve y se resuelve sola, hay que acudir al pediatra para que diagnostique esta enfermedad y no otra que tenga síntomas similares. Hay que estar "alerta" si el niño presenta algunos de estos síntomas como mal estado en general, si le cuesta respirar o deja de comer. Y es que, a veces, al aparecer lesiones dentro de la boca, "les cuesta masticar y dejan de comer. Entonces hay que acudir al médico".

Para esta dolencia no existe un tratamiento específico. "La mayoría de los niños mejoran por sí solos en 7 o 10 días. Pero pueden tomarse medidas para aliviar los síntomas y, ante todo, para prevenir la deshidratación. Los niños con esta enfermedad podrán volver a la guardería o al colegio "cuando la fiebre desaparezca y las llagas en la boca se hayan curado".

Actualmente no hay vacunas específicas para este virus. Lo que se puede hacer para su prevención es "extremar las precauciones, lavarse mucho las manos, sobre todo, después de cambiar el pañal en aquellos bebes que tengan la infección, ya que el virus se transmite por las heces, por la saliva y por las secreciones nasales". 

La pediatra coruñesa explica que hay que "tener cuidado cuando el niño tosa y desinfectar muy bien todas las superficies con las que ha estado en contacto. Procurar que las toallitas y pañuelos sean desechables y no volver a utilizarlas después de un uso. Las toallas también deben ser de un solo uso", concluye. 

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