El producto que han dejado de vender los kioscos después de la pandemia: “Residual”

En tiempos en los que la gente se informa por Telegram, los kioscos de calle son un negocio en vías de extinción. Pulsamos la salud de dos de estos puestos en A Coruña

Kiosko de Durán Loriga
00:00
Noela Bao

Crónica sobre los kioscos de A Coruña

Noela Bao

Coruña - Publicado el

4 min lectura

Es una profesión que solía heredarse de padres a hijos pero, como en muchas otras, los nuevos tiempos han roto ese relevo generacional. Se estima que en los últimos años han desaparecido más de la mitad de las librerías que despachan prensa en toda España. Quienes más lo sufren son los kioscos de vía pública. Crece la gente que se informa en digital o en redes sociales, y eso ha penalizado a quien tiene vivía de que mucha gente comprase el periódico antes de entrar a trabajar. 

Kiosko del Campo de Marte

Noela Bao

Kiosco del Campo de Marte

Los datos indican que el negocio de Jorge está en peligro de extinción, aunque hablando con él nadie lo diría. Y eso que su kiosco, que suma más de 30 años, cambió de sitio. Pasó de atender a la gente en Marqués de Pontejos de A Coruña a hacerlo en Panaderas. Las obras de un edificio municipal lo obligaron a mudarse y, de momento, no tiene más queja que la de madrugar.

La venta de prensa ha bajado un poco pero siguen sirviendo en domicilios y bares. Y el rey del kiosco sigue siendo el corazón: “Mucha revista ahora, así de moda, de cotilleo”. Reconoce, no obstante, que “es un trabajo un poco sacrificado, sí. Hay que madrugar todos los días y bueno, hay gente que no le gusta trabajar demasiado, comenta Jorge. 

el kiosco de la calle de los bancos

De Panaderas saltamos a Durán Loriga. Son apenas las ocho de la mañana y Antonio Sande no para de despachar la prensa diaria. Ya desde lejos ve acercarse al cliente y prepara la cabecera que sabe que lleva cada día.

Kiosko de Durán Loriga
00:00
Noela Bao

Kiosco de Durán Loriga

Como Jorge, la vocación de kiosquero le vino de familia. Empezó con su tía y, décadas después, sigue manteniendo, como puede.

El 90% de la clientela es fiel, pero hay una evidencia: no hay relevo generacional. “El cliente fiel es un cliente de una edad bastante elevada. Evidentemente van desapareciendo, van dejando de venir”, reconoce. Su experiencia le dice que “es muy difícil encontrar a gente menor de cuarenta años leyendo noticias en formato papel”, que es lo que venden. Por lo tanto, si no despachan este tipo de publicaciones, “desaparecemos”.

El kiosco desde el que despacha lleva tranquilamente 65 años abierto. Él, no tantos, pero los suficientes como para haber presenciado el propio cambio de un distrito financiero... venido a menos. Lejos quedan los tiempos en los que se pasaban por su kiosco buena parte de las 600 personas que llegaron a trabajar en el edificio del Banco Pastor. En toda la calle, “antes de la crisis bancaria en esta calle podían estar trabajando tranquilamente más de mil personas” y, después, “si trabajan trescientas o cuatrocientas son muchas”. Esto supone “un golpe bestial para todos los comercios”.

un horario difícil de seguir

Antonio Sande es el responsable de la asociación de vendedores de publicaciones de A Coruña, y desde ese puesto ha visto también cómo la pandemia aceleró la desaparición de los kioscos o consolidó la reducción de horario: ahora es casi imposible encontrar alguno que abra de tarde.

Puede que las cuentas no den para tener un empleado, y ellos no pueden echar más horas sentados de cara al público. Cierra a las dos de la tarde, sí, pero abre a las cinco de la mañana. Y necesita a dos personas. Una reparte en empresas y otra monta todo el despliegue de revistas, coleccionables o golosinas en una estudiada distribución que reinventan cada día

Kiosko en Santo Tomás

Noela Bao

Kiosco en Santo Tomás

Llegamos aquí las cinco y diez o así”, cuenta, ya que “no es fácil abrir y cerrar. No es como un local comercial que dices tú: cojo, abro la puerta, pongo mi reparto”. El montaje lleva tiempo, “tienes que montar una fiesta y una película impresionante que volver a cerrar y para volver a abrir no lleva menos de quince minutos”.

la pandemia, un antes y un después

Las revistas se venden más que la prensa porque no mueren en el mismo día. Pero aunque las publicaciones en papel hayan caído mucho, hay otro producto que la pandemia se llevó por delante: ya apenas venden chicles. “Ha quedado, residual no, lo siguiente”, afirma. Cree que “el tema de las mascarillas no era compatible con el poder estar mascando chicle y ahí pegó un bajonazo el mundo de las golosinas, desde la pandemia fue bestial” cuando “antes era un porcentaje importante”  de las ventas.

Cuando llegue el momento de la jubilación, confiesa cerrará el chiringuito sin mirar atrás. No solo es la falta de relevo generacional en la clientela: nadie quiere heredar un kiosco que tiene pocas probabilidades de transformarse en otro negocio y que solo cierra tres veces al año, los tres que no hay prensa en papel.

Temas relacionados

Escucha en directo

En Directo

COPE A CORUÑA

En Directo

COPE MÁS A CORUÑA

Programas

Último boletín

02:00H | 20 OCT 2024 | BOLETÍN