Reservan para 25 personas en una jamonería de Oleiros y no aparecen: "Una jugarreta..."

El local habría perdido más de 1.000 euros, entre la comida preparada y no consumida y las mesas que no se ocuparon, por esta reserva

Eva Iglesias

Coruña - Publicado el

4 min lectura

      
      
             
      

Si creías que lo habías visto todo en los "simpas" fíjate lo que le ha pasado a la jamonería Cavamontes en Oleiros, en A Coruña. Todo comenzó con una llamada para hacer una reserva. Una mujer llamó al teléfono del local para hacer una reserva para 18 adultos y 7 niños. La reserva la recogió la encargada del establecimiento, Mary. Ella, explica el gerente, Luis Longhi, tiene "una costumbre" que es "mirar cuando llaman, mira el teléfono, mira los números".

Luis apunta que para hacer una reserva "siempre" piden el teléfono, "y más con este grupo de gente". Lo raro es que a la encargada esta mujer le facilita un número de móvil terminado en 99 mientras que en la pantalla del teléfono observa que termina en 88. Mary llama entonces a Luis para trasladarle su "extrañeza" ante lo que acaba de pasar. "Yo veo que termina en 88 y me dan un 99", le comenta. 

Luis le dice que "no se preocupe" y que al día siguiente llaman para reconfirmar. Y dicho y hecho. Al día siguiente llaman y comprueban que el número terminado en 99 "Movistar nos dice que no existe". Deciden, entonces, llamar al terminado en 99 y da señal pero "no lo cogen". A pesar de todas estas circunstancias, Luis reconoce que no le dan mayor importancia porque "como esto nunca nos ha pasado, no pensábamos en nada de esto ni mucho menos y pensamos que podía ser alguna equivocación".

Dos días después de la llamada para reservar, el hijo de Luis llama desde su móvil y como "no identifican el teléfono de mi hijo, sí le coge una chica. Habla con ella, le manda unos whatsapps y ella le contesta con toda la amabilidad del mundo". La mujer le confirma la reserva  y le indica que el día anterior o el mismo día de la cena les van a decir "qué es lo que queremos que tengáis preparado". 

Así que, Luis subraya, "perfecto, pues ya te suena mejor, ¿no?. Está ya el whatsapp, con la fotografía del whatsapp, con todo". El día de la cena por la mañana acude al local una chica "que no es la de la foto" y les encarga "todo lo que debemos tener puesto en la mesa para las diez y media de la noche". Las peticiones, comenta, son las "típicas" de una jamonería: tortillas, croquetas, tablas de ibérico, tablas de quesos..."menos la bebida".

El local cuenta con dos terrazas, pero al haber niños entre los comensales, deciden dejarles la "terraza cerrada" de la parte de atrás porque "los padres están tranquilos porque no hay coches. Y, ahí, pueden estar tranquilamente celebrando el evento que tengan". A mayores y aunque la terraza tiene capacidad para unas 36 personas "ya no cogemos a nadie, ninguna reserva". 

      
             
      

Y así llegan al día de la cena. "Diez y media de la noche, once menos cuarto, once...y no llega nadie. Mi hijo llama y no le coge. Vuelve a llamar, tres, cuatro llamadas y directamente quita la foto del whatsapp y lo bloquea. Ya estaba claro que nos estaban haciendo una jugarreta. Bueno, pues a recoger y nada más", lamenta Luis.

mOTIVOS

A Luis, pero también a cualquiera de nosotros, se nos escapan los motivos por los que alguien pueda hacer esto. "Ninguno", destaca. "Si hubiéramos discutido con una mesa...pero el equipo que tengo tiene orden tajante de que nadie discute con un cliente en la mesa. Me acerco yo o mi hijo porque lógicamente te puedes equivocar". Pero, en esta ocasión, no hubo ninguna discusión previa por lo que Luis subraya que "no encontramos motivo. Yo creo que para hacer esta jugarreta no hay ningún motivo". 

COSTE

El coste de la comida preparada y nunca consumida asciende, según el gerente del local, a unos 600 euros. A ellos hay que sumarle lo que dejaron de facturar por las mesas que no ocuparon por lo que el montante podría superar los 1.000 euros. "Ya ni me pongo a calcularlo porque tampoco voy a hacer ciencia ficción, es decir, la mesa 1 me pediría 80 euros; la mesa 2, 60". 

      
             
      

Para Luis es más importante el daño "moral, el que no exista un motivo que puedas decir, bueno, pues pueden hacer esto". Además, apunta, octubre y noviembre son meses más parados para la hostería con lo que el daño es mayor. No han podido tampoco aprovechar nada de la comida porque ya estaba "puesta en la mesa" y "una tortilla que yo tengo puesta en una mesa no la pongo en otra. Eso lo tengo clarísimo", subraya. 

sistema de reservas

Ante esta situación, Luis reconoce que están pensando en cambiar el sistema de reservas y están decidiendo si poner una cuota de "5 ó 10 euros por comensal para mesas de más de ocho personas. Se hace un bizum que se descontaría de la cuenta final de la comida o de la cena". "Algo tenemos que hacer porque si lo han hecho se puede repetir", señala. También han puesto denuncia ante la Guardia Civil

Este tipo de "jugarretas" si te pillan no salen gratis. Las sanciones van desde multas en los casos más leves, si el importe no supera los 400 euros; hasta ocho años de cárcel en los más graves. Y es que, puede considerarse un delito de estafa

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