Tienen parálisis cerebral y ya han corrido la maratón de Nueva York: "Nuevos retos..."
Para Mario y Pedro, ninguna distancia es suficiente. Este fin de semana, realizan un tramo del Camino de Santiago en silla de ruedas adaptada gracias a la ayuda de 40 personas
Coruña - Publicado el - Actualizado
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Mario y Pedro son dos chicos con parálisis cerebral que ya llevan recorridos cientos de kilómetros. Han completado pruebas en Londres, las medias maratones de Barcelona y Oporto o hasta la gran maratón de Nueva York.
Les encantan los retos y por eso, mañana van a emprender una nueva aventura, esta vez dentro de Galicia. Recorren este sábado los 75 kilómetros que separan la plaza de María Pita de A Coruña de la compostelana del Obradoiro, un tramo del Camino de Santiago.
Lo hacen, como en las anteriores ocasiones, en una silla de ruedas adaptada. Son el motor de Empujando Sonrisas, una iniciativa para visibilizar y normalizar el deporte inclusivo. La iniciativa partió de sus padres. El de Mario se llama José Luis y cuenta que “nos vamos poniendo nuevos retos”. Así, “hemos empezado corriendo diez kilómetros, después media maratón, después una maratón, a ver si 75 kilómetros son suficientes”.
No saben cuánto tiempo les llevará completar el tramo porque “la prioridad son los niños y hay que parar en algún momento para que vayan al baño o coman”, algo secundario porque lo principal es la felicidad para los protagonistas de la iniciativa. Mario y Pedro van “en unas sillas un tanto especiales porque tienen la rueda un poco más grande con lo cual te permiten acceder prácticamente por cualquier terreno”.
Carrera de relevos
Hasta 40 personas colaboran en esta iniciativa de inclusión y visibilidad. Empujarán la silla por relevos y los apoyarán con el soporte de furgonetas. “Hay tramos en los que es más complicado porque hay una subida bastante pronunciada antes de Bruma, ahí haremos relevos más cortos.”, dice José Luis
“Al final lo único que hacemos es un ocio compartido con ellos, pero es un ocio que a ellos les hace súperfelices. O sea, Mario en cuanto vea a todo el grupo de Empujando Sonrisas se le iluminará la cara, como siempre. Es más, cuando nos vea en casa, que nos ponemos la camisa Empujando Sonrisas, tendremos un problema para desayunar porque ya no querrá ni desayunar, querrá salir”, resalta.