Del 'Viva Oza-Cesuras' al paraíso de la casa unifamiliar: así está el primer concello fusionado de Galicia
Oza y Cesuras se juntaron en un mismo municipio en 2013 en un proceso "agridulce" pero que ha ido dando sus frutos
Coruña - Publicado el
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Para llegar a la Casa Consistorial de Oza hay que pasar la vía del tren, correos y varios supermercados. Para ir a la de Cesuras, una importante senda de eucaliptos en medio del monte. No han cambiado ni los carteles ni las marquesinas que ponían el nombre del concello anterior, pero ya desde junio de 2013 no existen como tal: Oza-Cesuras fue el primer municipio gallego que se fusionó en el siglo XXI.
Ninguno de los dos han perdido su esencia pese a ser uno administrativamente. Suman 150 kilómetros cuadrados, el quíntuple de superficie que A Coruña. Ambos tienen ahora el doble de servicios que los que tenían hace once años y una cifra de población que, en solitario, parece imposible de alcanzar: más de 5.000 habitantes.
La fusión no se entendió muy bien en los primeros momentos pero, más de una década después, las hachas de guerra parecen enterradas. Si fuera por Manolo, "Oza, Coirós y eso tendrían que estar todos en Betanzos". Él es de Oza dos Ríos y recuerda que "iban a venir muchas empresas, pero no vino ninguna", aunque sí nota que hicieron "aceras" o "alumbrado".
municipio residencial
La principal actividad de Oza-Cesuras es forestal, pero mucha gente no trabaja de eso, sino que tiene fuera su puesto de trabajo. Coirós, Curtis, Betanzos o hasta A Coruña. Y es que la fusión permitió conservar y ampliar servicios públicos.
Lo curioso es que el concello fusionado no encontró hasta esta década su revulsivo. La necesidad de espacio atrajo a mucha gente joven, que encontraron aquí un lugar bien comunicado y cercano a la ciudad en el que poder construir su propia casa. La pandemia fue un boom y el censo creció en 900 personas en cuatro años. Curiosamente, muchos son de la propia ciudad de A Coruña, porque encontraron un precio asequible para la vivienda unifamiliar inimaginable ni en el municipio herculino ni en su entorno inmediato.
Ningún inmueble mide más de tres plantas y eso atrajo a gente joven que encontró un concello rural con los servicios públicos adaptados. "Tienen el cole, se agradece no tener que desplazarte a otro lugar", comenta Pilar, que se mudó desde Betanzos con su pareja a Oza-Cesuras. No tiene problemas de identidad: "Para mí ya es Oza-Cesuras, yo ya lo veo como todo un ayuntamiento".
Jose llegó de Madrid hace poco y rehizo su vida en Oza-Cesuras. En su ultramarinos, Terra Oza, todavía conserva muebles del showroom que tenía en la capital española, que tuvo que cerrar cuando el barrio en el que estaba se puso de moda y los alquileres empezaron a ponerse imposibles. El vínculo con el municipio coruñés lo tenía su pareja, que, curiosamente, abrió antes que él un negocio "mellizo", Terra Cesuras. "Abrimos primero en Cesuras", cuenta. Decidieron hacerlo porque "la gente de Cesuras no bajaba a Oza para comprar" y faltaban ciertos servicios. Pronto, de hecho, se mudarán a una casa a vivir ahí.
el balance del alcalde
El momento de la fusión fue recibido en su momento con recelo y con un grito de defensa: el de 'Viva Oza-Cesuras', lo que exclamó en aquel momento el que iba a ser alcalde del concello fusionado. El popular Pablo González sigue siendo el regidor. más de una década después Reconoce que hubo "momentos agridulces" pero que fue una apuesta a largo plazo. "Ni se cerraron los colegios, ni se cerraron farmacias, ni se cerraron centros de salud", recalca
Pablo González nos recibe en el concello pero, para charlar con más tranquilidad, la entrevista se hace en la cafetería del centro de mayores. Era un restaurante que quedó sin abrir y el ayuntamiento lo reconvirtió hace pocos años en un lugar para la gente veterana del municipio.
"Tenemos poco dinero pero muchas ideas", repite en varias ocasiones Pablo González. Este podría ser el lema que resuma en buena parte la trayectoria de Oza-Cesuras desde su nacimiento. Porque la nueva entidad surgió en un momento en el que la crisis afectaba con fuerza a todas las administraciones.
El tener más de 5.000 habitantes "sí que es verdad que generó más ingresos", unos 85.000 euros en aquella época. En lo que no oculta su decepción es que la Ley de Bases de Régimen Local que establecía incentivos a la fusión no incluyese "al único ayuntamiento fusionado". "Esto me recuerda a los bancos cuando usted le dicen: si usted trae su nómina le damos trescientos euros... ¿Y yo que la tengo? Ah, no, tú no cuentas".
Por no hablar de la complicación administrativa, que fueron solventando como pudieron con una experiencia que, confiesan, luego sirvió de modelo para la fusión de Cerdedo -Cotobade. En su momento, enviaron múltiple información y aconsejaron a estos concellos pontevedreses para ayudar a superar los escollos de integrar dos estructuras municipales diferentes. La segunda fusión de Galicia se dio tres años después.
Entre sus retos ahora está completar el Plan General de Ordenación Municipal, terminar la reforma del sanatorio de Cesuras ("a ver si pueden destinarnos esos fondos necesarios para acometer el final de las obras") o crear viviendas para mayores en un edificio que han comprado a un fondo buitre. Y, cómo no, seguir creciendo en población. "Nuestro objetivo es demostrar que en Oza-Cesuras puede vivir gente sin necesidad de tener un alto nivel de renta, gente que puede construir y tener su de una casa", afirma.