Una rusa prueba comida gallega en A Coruña y un plato típico la deja con mal cuerpo: "Como una bárbara"

Vlada ha empezado una nueva vida en Galicia y compartió su experiencia con la comida gallega, pero tuvo diferentes sensaciones a lo largo del banquete

TikTok: @vlada.socialsoul

La joven rusa en el vídeo

José Manuel Nieto

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3 min lectura

Vlada es una joven rusa que lleva apenas dos meses viviendo en A Coruña, una ciudad que, entre otras cosas, es conocida por su rica gastronomía gallega. En su reciente experiencia culinaria, decidió probar varios platos típicos de la región, y aunque se sorprendió gratamente con la mayoría, una de las preparaciones la dejó con sensaciones encontradas que no ha dudado en compartir a través de un vídeo.

El plato que más dejó huella en Vlada fue el pulpo a Feira, uno de los más representativos de la cocina gallega. Según cuenta la joven, en un primer momento pensó que no le gustaría, pero al probarlo, se sorprendió gratamente: “Estaba riquísimo”. Sin embargo, ese disfrute fue efímero, ya que la experiencia la llevó a una reflexión más profunda sobre la vida marina.

"Me sentí muy triste porque me acordé de la película Mi Maestro El Pulpo y me sentí como una bárbara por comerme una criatura tan inteligente y compleja", relata Vlada, visiblemente afectada por la conexión emocional que le generó el plato. La joven, acostumbrada a una dieta que dista mucho de la cultura gallega, no pudo evitar hacer una pausa para reflexionar sobre la vida de los animales marinos y el consumo de seres tan inteligentes.

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Plato de "Pulpo a Feira"

A pesar de la mezcla de emociones que le generó el pulpo, Vlada continuó su recorrido gastronómico por Galicia. La siguiente parada fueron las zamburiñas, un marisco que la sorprendió por completo. "Su sabor no se parece a ningún otro marisco que haya probado antes", admite, visiblemente impresionada. “Creo que fue el más exquisito que he descubierto en mi vida”, expresó, lo que demuestra que las zamburiñas lograron conquistar su paladar de una manera única.

Una experiencia de contrastes

El último plato que probó Vlada fueron los chipirones fritos, que, según sus palabras, estaban “espectaculares”. Sin embargo, su rostro ruso, que muchas veces refleja una mayor reserva emocional, no dejó traslucir todo el entusiasmo que sentía por el plato. "Aunque mi cara rusa no lo reflejaba del todo", comentó entre risas, haciendo alusión a la dificultad que tienen algunas culturas para exteriorizar sus emociones a través de la expresión facial.

En resumen, Vlada vivió una experiencia gastronómica llena de contrastes. Desde el disfrute inicial con el pulpo a Feira, hasta la reflexión ética que le provocó el consumo de este plato, pasando por la euforia que le generaron las zamburiñas. A pesar de que no todas las sensaciones fueron exclusivamente positivas, lo cierto es que esta joven rusa se lleva consigo una interesante perspectiva sobre la comida gallega.

Sin duda, el banquete que Vlada disfrutó en A Coruña no fue solo una experiencia culinaria, sino también una oportunidad para reflexionar sobre el consumo de productos marinos, los contrastes culturales y la adaptación a nuevos sabores. Un viaje gastronómico que no solo alimenta el cuerpo, sino también la mente.

A lo largo de su relato, Vlada no solo nos muestra cómo la gastronomía gallega puede sorprender incluso a los más escépticos, sino que también nos invita a reflexionar sobre nuestras propias costumbres alimenticias. ¿Qué piensas tú? ¿Te atreverías a sumergirte en los sabores del mar gallego, o la reflexión ética sobre el consumo de ciertos animales cambiaría tu opinión?

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