A la caza de un piso para el curso que viene en Santiago: esperando desde las 6 de la mañana

Conseguir un piso asequible y en buenas condiciones se ha convertido en misión imposible en casi cualquier sitio. En Santiago los universitarios madrugan para contratar el alquiler

Paula Pájaro Rives

Santiago - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Se acaba el curso académico y empiezan las vacaciones para muchos… Pero lejos de disfrutar, los primeros días son de quebraderos de cabeza para universitarios y sus familias: tienen que buscarse un piso para el curso que viene. Y la oferta y la demanda no están compensadas en Santiago, así que encontrar un buen piso es una misión muy complicada.

ESPERAS DESDE LAS SEIS DE LA MAÑANA

Desde las seis de la mañana se montan guardias a las puertas de las inmobiliarias de Santiago, porque el primero que llegue se lo lleva: “El método que usamos es por orden de llegada. Anotamos una lista y por grupos los llevamos a ver pisos. Anotamos la prioridad que tienen y es eso, no se puede reservar. Así que el primero que llega se lo lleva”. Nos cuenta Saúl, agente inmobiliario en una de las oficinas más demandas de la ciudad. Este empleado reconoce que hay pisos más anticuados y que necesitan reforma, pero también hay buenas ofertas en la capital de Galicia: “Yo llevo de tres habitaciones y desde 600 euros hasta mil. Hay muchos pisos céntricos y hay un poco de todo. Los pisos se enseñan en función de cómo los han dejado los anteriores inquilinos y algunos no se han podido limpiar todavía, pero hay de todo”.

QUEJAS POR PISOS ANTICUADOS

El problema en una ciudad universitaria como es Santiago es que hay mucha demanda y la oferta cada vez es más escasa, así que encontrar un buen piso cada año es más difícil.

En algunos casos, al tener una salida segura en el mercado inmobiliario, los pisos que necesitan una reforma no se renuevan, porque alguien lo alquila seguro. Por otro lado, hay caseros que insisten en que algunos estudiantes no cuidan de la vivienda y eso genera unos costes.

En cualquier caso, la lista de quejas es larga: desde pisos anticuados a humedades y hasta falta de calefacción. Pero no siempre es así, hay pisos buenos, pero “se pagan”. Nos explica Candela, una estudiante que pasa a 2º de Derecho en la Universidad de Santiago. Este próximo año dejará su estudio para compartir un piso con una compañera. Manejan un presupuesto, entre las dos, de unos 600 euros.

Jaime pasa ahora a 4º curso y nos comenta que él ha tenido suerte, al haber vivido en un piso “en buen estado”. Espera repetir ese camino este próximo curso, así que nos lo encontramos en plena cola, esperando.

Aquí también nos encontramos a la madre de Imanol, un joven que vendrá a vivir a Santiago desde Pontevedra. En este caso es su primer año, así que va a compartir piso con otros compañeros. Su madre nos explica que le ha tocado a ella hacer guardia en la cola, para poder ver uno alguno de esos pisos en oferta en la capital de Galicia: “qué remedio”, nos dice. Lleva dos horas esperando cuando hablamos con ella. Espera no tener problemas y encontrar una buena solución para los chicos.