La alta velocidad ferroviaria entre Galicia y Madrid no acaba de despegar: Carta desde un AVRIL

El martes, 21 de mayo, comenzaban a rodar los trenes AVRIL que conectan Galicia con Madrid a alta velocidad. Sin embargo, los retrasos siguen siendo frecuentes

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La alta velocidad ferroviaria entre Galicia y Madrid no acaba de despegar: Carta desde un AVRIL

Redacción COPE Galicia

Galicia - Publicado el

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17.000 personas usaron los trenes AVRIL que conectan Galicia por alta velocidad con Madrid en la primera semana de funcionamiento. El 21 de mayo arrancaban los viajes comerciales. En los primeros siete días, la ocupación de los convoyes, según RENFE, rondó el 92%, pero la cosa no fue del todo bien… el debut no se hizo con buen pie, al registrarse retrasos de dos horas en el viaje de estre.

Pero los retrasos son más habituales de los que cualquier pasajero desearía… El miércoles, 22, el tren salió de la estación madrileña de Chamartín ya con una hora de retraso.

Javier Aguado, compostelano, tuvo que cogerlo la semana pasada y su experiencia es muy mejorable, según nos ha querido dejar por escrito.

CARTA DE UN PASAJERO DE SANTIAGO A BORDO DE UN TREN AVRIL

EL TREN DE LA BRUJA

No, querido lector, no me refiero al entrañable tren de nuestras ferias de niño. Aquel, al menos, con sus divertidos personajes disfrazados y dando sustos con la escoba, funcionaba con precisión. No. Me refiero al AVE. Y hago la referencia a la bruja por el rótulo de la famosa administración de loterías: la Bruja de Sort. Y es que, lector, que funcione con precisión el AVE es pura cuestión de suerte, de azar, de pura casualidad. Hablo, claro está, de mi experiencia. Que es la que conozco, por otra parte.

Domingo 26 de mayo. Tarde de calor sofocante en Madrid. La estación de Chamartín, abarrotada de viajeros. Nuestro tren a Santiago, viajo en compañía, tiene prevista su salida a las 19:18h. A las 19:48, con "cierta" demora, anuncian que podemos acceder al convoy. El tren está estacionado en el quinto pimiento, lo que agradecen nuestras piernas después del tremendo rato aguardando noticias, de pie, en el hall de la estación en obras. Hemos salido de Chamartín a las 20:08. Cuando escribo esto comenzamos a atravesar el primero de los túneles del Guadarrama. Me encomiendo, ja, ja, ja, a la diosa Fortuna. Espero que nos sea propicia.

A escasos días del estreno de los trenes Avril, mi experiencia me indica que entrar en uno de ellos es una lotería. Y las incidencias, como en el Gordo de Navidad, pero en mal plan, están muy repartidas. ¿No se lo cree, querido lector? Pues podría contarle detalladamente el viaje de ida a Madrid, en la tarde del viernes 24 de mayo. ¡Menos mal que era la fiesta de María Auxiliadora! Siempre hay que recurrir al auxilio celeste cuando, por ejemplo, la puerta de tu vagón está bloqueada al llegar al final del recorrido y sales al andén el último del tren. O recurrir al humor cuando nada más salir de Santiago, la estridente megafonía anunciaba que la próxima parada era Compostela. ¡Y aseguro que no estábamos volviendo!

No sé por qué en estas dos jornadas me ha dado por recordar la anécdota trágica del augur que avisó a César de su asesinato. Camino del Senado, don Julio se encontró con el profeta y le dijo con cierta altanería "Ya ves que los Idus de marzo han llegado". "Es verdad", respondió el adivino, "pero cierto es que no han pasado". Allí mismo, en el Senado, sus amigos asesinaron al líder del partido demócrata.

Cada uno tiene su destino. El mío debe ser padecer el Avril en mayo. Hasta que no llegue esta noche de domingo a Santiago, no sé a qué hora, no estaré tranquilo. Que todo se normalice será cuestión de tiempo. Pero ahora, tengo todavía en mi retina el panel luminoso del vagón en el viaje de ida: "Próxima estación Santiago". Habíamos llegado a Madrid.

Javier Aguado

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