Lugo sigue esperando su tren mientras lucha contra la despoblación

La provincia sigue aguardando por infraestructuras que mejoren sus comunicaciones con el resto de España y de Galicia

Lugo sigue esperando su tren mientras lucha contra la despoblación

José Luis Ramudo

Lugo - Publicado el - Actualizado

5 min lectura

A principios de enero se presentaba en la capital lucense la plataforma Galicia Baleira, integrada por las federaciones provinciales de asociaciones de vecinos de Lugo Ourense, un colectivo que nació con el objetivo de luchar contra la despoblación en ambas provincias, mediante medidas consensuadas con las administraciones públicas para mejorar los servicios en las zonas rurales, descentralizar las sedes de los órganos donde se toman las decisiones, incentivar la creación de riqueza y empleo y, sobre todo, mejorar infraestructuras y comunicaciones.

En Lugo, uno de los grandes caballos de batalla de Galicia Baleira tiene que ver con las infraestructuras pendientes, habida cuenta de que es la provincia peor comunicada de la comunidad autónoma, tanto por carretera como por ferrocarril, con proyectos pendientes desde hace décadas que no acaban de materializarse.

Lugo es la única capital de provincia gallega que carece de conexión mediante autovía con Santiago de Compostela. En el año 1992 comenzaba la planificación de esa vía de alta capacidad para comunicar ambas ciudades, por orden de Josep Borrell, entonces responsable de Obras Públicas, hoy Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores. Casi treinta años han pasado y aún queda trabajo por delante para terminar una conexión de solo cien kilómetros. Dos tramos siguen hoy en obras y todavía sin fecha concreta para su finalización.

Jesús Vázquez, presidente de Galicia Baleira

Jesús Vázquez, presidente de Galicia Baleira / Europapress

TODAVÍA ESPERANDO EL AVE EN GALICIA

También en 1992 quedaba inaugurada la primera línea de AVE en España, la que comunica Madrid y Sevilla, pero en Galicia seguimos esperando para disponer de una conexión similar con la meseta. En Lugo ni siquiera se espera la llegada de la alta velocidad. Lo comprometido por el Gobierno de España es mejorar la línea férrea convencional hasta Ourense para que los lucenses se suban en esa ciudad al tren rápido y lleguen a Madrid en un tiempo razonable.

Según la previsión que hizo pública el Ministerio de Fomento, la mejora de la línea férrea entre Lugo y Ourense iba a estar lista en el año 2021, para completar ese viaje entre la capital lucense y Madrid en unas tres horas. Supuestamente, a esas alturas la conexión por alta velocidad de Galicia con la meseta tendría que llevar cerca de un año funcionando. Ninguno de los plazos se cumplirá. De momento no hay fecha fija para la puesta en servicio del AVE a la comunidad autónoma y, mucho menos, para completar las obras necesarias en la conexión interior. De hecho, la propia Xunta ya advirtió que el ritmo de licitación y ejecución de obras de mejora en el trazado y en la electrificación de las vías es claramente insuficiente para cumplir el plazo comprometido.

CONEXIÓN LUGO-SANTIAGO POR FERROCARRIL Y AUTOVÍA DEL CANTÁBRICO

Lugo tampoco tiene una conexión directa con Santiago de Compostela por ferrocarril, de la que sí disfrutan otras ciudades gallegas, y en los últimos años ha perdido parte de los servicios ferroviarios de los que disponía para desplazamientos A Coruña o a Madrid. Renfe incluso amagó con cerrar las estaciones de Burela, Viveiro y Sarria, o al menos retirar de esos espacios la venta presencial de billetes, aunque finalmente la contestación social hizo que diese marcha atrás. La línea de FEVE en A Mariña también espera desde hace lustros una renovación que no termina de llegar.

En espera está también la Autovía del Cantábrico a su paso por Lugo, dado que la A8 está pendiente de que el Ministerio de Fomento solucione los problemas que provocan los densos bancos de niebla que dificultan la visibilidad y comprometen la seguridad de los conductores en el tramo entre Abadín y Mondoñedo, en el Alto do Fiouco. Una circunstancia que obliga a cortar la circulación de forma frecuente y a desviar el tráfico por la antigua Nacional 634, otra carretera que pide a gritos desde hace mucho tiempo obras de reparación.

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Desde 1992, cuando se inauguró la primera línea de AVE en España y comenzó a planificarse la autovía entre Lugo y Santiago, han transcurrido casi treinta años. En ese tiempo, han pasado nueve inquilinos por el Ministerio de Fomento, uno de ellos lucense y socialista, José Blanco, y otra gallega y popular, Ana Pastor. De momento, ninguno de los titulares de esa cartera ha sido capaz de cumplir unos plazos en constante revisión.

UN OBJETIVO COMÚN: LA LUCHA CONTRA LA DESPOBLACIÓN

El presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Lugo, Jesús Vázquez, aclaró que Galicia Baleira es el resultado del trabajo “de más de un año” por parte de ambos colectivos provinciales, habida cuenta de que comparten “un objetivo común”, que es la “lucha contra la despoblación, el problema de Galicia y de la España vaciada, que afecta a ambas provincias”.

El diagnóstico está claro. Perdemos población, somos menos y más viejos”, dijo Vázquez, quien también recordó que provincias como la de Lugo no pueden quedar fuera del mapa de las infraestructuras y necesitan un “tren en condiciones, autovías a Santiago y Ourense”, así como “unas condiciones de vida” digna y elementos “que permitan promocionar nuestros productos e incentivos para que las industrias se asienten en el rural”.

Entre las veinte medidas propuestas por la plataforma para “ayudar a asentar población en el medio rural”, figuran diversos “incentivos fiscales”, porque “no tiene sentido que un autónomo del rural pague lo mismo que un autónomo del centro de A Coruña o del Paseo de la Castellana en Madrid”, dijo el portavoz del movimiento vecinal. “También necesitamos servicios. Sanitarios, guarderías o programas de acompañamiento a las personas mayores que viven en el rural y no tienen quien vaya con ellas a realizar un trámite o, simplemente, a darles un poco de conversación”, añadió.

A su juicio, son “medidas que contribuirán a frenar esta sangría”, porque si “no se para, no hay futuro”. En ese sentido, recordó que “en los últimos 70 o 80 años” la provincia de Lugo ha perdido “180.000 habitantes, de 500.000 pasamos a 320.000".

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