La historia de las mujeres que mejoran el mundo se cuenta en Lugo desde una silla
'Quen ocupa esa cadeira?', es una iniciativa de Palimoco Teatro en la que decenas de niños y niñas dan voz a grandes mujeres en monólogos individuales
Lugo - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Hay iniciativas que implican a muchísimas personas, pero que jamás saldrían adelante sin el impulso decidido de una de ellas. Eso es, precisamente, Palimoco Teatro. Un proyecto muy bonito que consigue aunar a decenas de personas, gente de todas las edades, familias completas en muchos casos, pero cuya existencia depende de su piedra angular, de la clave de bóveda, de la argamasa que es capaz de unirlos a todos.
Es el trabajo incansable de Paloma Lugilde, profundamente apasionado y completamente vocacional, el que le da forma a un grupo tan heterogéneo como compacto a la hora de poner en escena una idea, un concepto teatral que, muchas veces, está claramente revestido de la sensibilidad del compromiso social.
Casi setenta personas, niños y niñas, adolescentes y jóvenes participaron este domingo en una de esas iniciativas que no deberían pasar desapercibidas. Por muchas cosas, pero sobre todo por conseguir que tantos chavales, y sus respectivas familias, sean capaces de colaborar, y de convivir, para sacar adelante un proyecto tan coral como individual en su propio desarrollo: 'Quen ocupa esa cadeira?'.
Cada uno de los participantes hizo suya la historia de un personaje femenino para meterse en su propia piel y contarle al público quién fue y lo que significa o significó en el curso de la historia y en propia lucha por los derechos de las mujeres. Entre las personalidades que cobraron vida de nuevo durante hora y media había, efectivamente, mujeres que cambiaron el curso de la historia.
Científicas preeminentes, activistas por los derechos humanos y la libertad, artistas geniales, periodistas comprometidas, gobernantes valientes... Pero también personas sencillas que contribuyen con su trabajo diario a hacernos la vida un poco más feliz, como una contadora de cuentos para niños.
Cada actriz o actor eligió a su personaje. Con ayuda de Paloma Lugilde pulieron el texto definitivo, adecuaron el vestuario y ensayaron para teatralizar su historia y transmitirle emociones al público. Hay algo íntimo en la puesta en escena de la "cadeira". El hecho de que el monólogo se desarrolle cara a cara. Con el protagonista sentado justo enfrente de la persona que se acerca a su silla para descubrir a quién representa, cómo fue su vida y qué cosas buenas hizo para cambiar o para enriquecer a la sociedad en el tiempo en el que le tocó vivir.
Conmueve la historia, pero también la expresividad de quién la representa, esa especie de interpelación directa a la conciencia de la persona que está enfrente. Si ya resultaría encomiable hacer que algo así funcione con unos pocos niños y niñas, conseguir que funcione con casi setenta chavales, de distintas edades, tiene un enorme mérito. Lo tiene porque es fruto de mucho trabajo, empatía y, sin lugar a dudas, del talento de quien los dirige y de todos y cada uno de los participantes, geniales en su misma diversidad.
Las sillas en el museo
Otros años esta iniciativa se desarrolló al aire libre, en la Praza Maior. En esta ocasión, el tiempo, una borrasca con nombre de mujer, 'Mónica', no lo permitió, por lo que las "cadeiras" fueron repartidas por las instalaciones del Museo Provincial de Lugo. En un momento determinado, a pesar de que el día estaba realmente desapacible, había cola para entrar en el recinto.
Después de hora y media de representación, llegó el momento de la despedida y de la foto de familia. Unos minutos antes, la gerente de la Rede Museística Provincial, Encarna Lago, resumió en una sentida frase la gratitud de mucha gente hacia un proyecto que sigue funcionando: "Grazas, Paloma, por todo o que fas por Lugo".