Cuando los baches son casi trincheras: vecinos de Lugo se quejan del mal estado de las carreteras
Manuel Álvarez, un vecino de Candai, nos muestra agujeros en la vía que utiliza para ir hasta su casa que llegan a los 11 centímetros de hondo
Lugo - Publicado el - Actualizado
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Esta misma semana, el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, y el de la Diputación de Lugo, José Tomé, se reunieron en la capital lucense para hablar de un montón de temas que afectan a la provincia y que requieren del concurso de ambas administraciones. Entre otros asuntos, acordaron crear una comisión de trabajo para estudiar la posibilidad de trasladar la titularidad de algunas carreteras provinciales a la administración autonómica.
Es cierto que la Diputación de Lugo tiene que ocuparse de la red de carreteras provincial más extensa de toda España. Las vías cuyo mantenimiento depende de esta institución suman más de cuatro mil kilómetros. Con semejante volumen, es difícil que todas estén en perfecto estado de revista. Ni siquiera se trata de eso. Lo que sucede es que muchos vecinos se quejan de que “nunca han estado tan mal como ahora”.
En algunas carreteras provinciales los baches llegan a tales dimensiones que se han convertido prácticamente en trincheras. Es cierto que la institución provincial trata de reparar esos agujeros, pero lo hace de forma parcial, con una poca grava y alquiltrán. El problema parece solucionado, pero lamentablemente, al poco tiempo, generalmente más pronto que tarde, los agujeros vuelven a aparecer.
BACHES DE 11 CENTÍMETROS DE HONDO
Manuel Álvarez vive en Candai. Cada día, para llegar a su casa, tiene que hacer uso de una carretera que casi parece un campo de minas. Nos acompaña, metro en mano, y nos muestra baches que tienen hasta once centímetros de hondo. “Es raro el día en el que algún vecino no revienta una rueda”, lamenta. De hecho, asegura que los usuarios de la vía bromean a veces entre ellos y se preguntan “si la Diputación no tendrá convenio con los talleres”, porque la situación de las vías locales es, sin lugar dudas, una auténtica fábrica de clientes para estos negocios.
De hecho, se han producido situaciones realmente graves. En algún punto en el que los baches prácticamente impiden el paso de los vehículos, los conductores orillan tanto que, sin querer, se ponen en riesgo. “Llegaron a volcar algunos coches, de tanto que se acercaron a la orilla de la carretera”, explica Manuel.
REPARACIONES QUE NO DURAN
Este vecino de Candai reconoce que los operarios de la Diputación, de vez en cuando, sí reparan esos baches, pero lo hacen de forma parcial y de una manera totalmente ineficaz. “Echan un poco de chapapote y tapan el agujero, pero a los dos días está como estaba”, de modo que el problema persiste.
“Habría que arreglar esto de otra manera”, comenta Manuel, con obras de mayor calidad y más duraderas. Además, recuerda que también es necesario que los márgenes de las carreteras estén más limpios. “Hay tanta maleza a ambos lados de la vía que cualquier día se junta la de un lado con la de otro”, ironiza.
Manuel reconoce que hubo muchas épocas en las cuales las carreteras no estaban en perfecto estado de revista, pero también asegura que “nunca estuvieron tan mal como están ahora”.