A Pobra do Brollón aprueba una ordenanza para que los viticultores puedan abrir furanchos
Este municipio de la Ribeira Sacra ve la apertura de esos establecimientos como una nueva oportunidad turística en el rural
Lugo - Publicado el - Actualizado
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El Ayuntamiento de A Pobra do Brollón ha aprobado una ordenanza específica, que entró en vigor en este mes de enero, para regular la apertura de furanchos en este municipio de la Ribeira Sacra, establecimientos pensados para la venta de excedentes de la producción de vino, cuyo funcionamiento está también regulado por la ley autonómica, que impone una serie de condiciones.
El alcalde de la localidad, Xosé Lois Maceda, recuerda que “no puede abrir un furancho cualquier persona, sino que dede ser un viticultor con viñas registradas en el registro vitivinícola de Galicia”. Además, la superficie de las viñas en propiedad será la que determine la cantidad de vino que cada productor puede vender al año.
Sus propietarios tampoco pueden abrir durante todo el año, sino que la posibilidad de trabajar el furancho está limitada al período que va de enero a junio. Aunque se podría ampliar la apertura excepcionalmente al mes de julio, a partir de agosto tienen que estar cerrados.
Tapas concretas
Además, las tapas que se pueden servir en el establecimiento están limitadas por un listado recogido en la ley autonómica y ahora también en la ordenanza municipal, y el propietario debe hacer constar su elección en el momento de registrar el furancho.
A juicio del alcalde, “los furanchos pueden ser una herramienta muy útil para el mantenimiento de las viñas existentes”, en el caso de este municipio de forma especial las de la parroquia de Vilachá, dado que “para el pequeño viticultor es una forma de sacarle un mayor rédito a su trabajo”.
Desde su punto de vista, los furanchos “pueden y deben ser compatibles con el establecimiento de bodegas con un modelo más empresarial”.
Desde el Ayuntamiento, recordó, el gobierno local lleva “años apostando por la valorización de Vilachá y de la Ribeira Sacra guímara”, con el apoyo al proyecto “Adegas de Memoria”, dado que el establecimiento de furanchos en esa parroquia sería “además de un complemento turístico, una muy buena opción para redondear la experiencia de los visitantes” que van al mirador de A Capela o disfrutan de las visitas guiadas a las bodegas tradicionales.