La razón por la que esta cueva de Lugo debería cambiar de puerta: "un cierre muy impermeable"
La puerta que cierra la cavidad actualmente está formada por unas rejas muy próximas entre sí que no permiten el paso de unas especies muy inteligentes que habitarían en ella
Ribadeo - Publicado el - Actualizado
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Buscan cobijo para hibernar en los meses fríos. Son los murciélagos que habitan la Cova do Rei Cintolo, de Mondoñedo. Hay tres especies tipificadas y protegidas por la Xunta de Galicia. Son tres tipos de murciélagos de herradura: Mediterránea, Grande y Pequeña.
Nos explica Roberto Hermida, investigador de Morcegos de Galicia, que estos animales cavernícolas forman colonias muy numerosas, puesto que son muy sociables y viven en comunidad. Llegan por esta época, cuando empieza el invierno, a la Cova do Rei Cintolo en busca de unas condiciones idóneas para pasar los meses fríos.
Cintolo es una cueva larga y oscura que mantiene temperaturas estables, entre 8 y 10 grados. Justo lo que necesitan para echarse una siesta larga. Ahí pasan "una temporada sin tener que despertarse, que es algo que durante el invierno consume mucha energía que después no van a poder reponer porque no hay alimento", como detalla Roberto Hermida.
Además de la siesta aprovechan estos meses para aparearse. En estas especies el apareamiento se puede alargar muchos meses y "a veces se ven ejemplares apareándose en pleno invierno, incluso medio adormecidos".
Pero luego, con la llegada de la época de cría, las cosas cambian y buscan lugares cálidos. El propio embarazo depende de la temperatura exterior y las crías cuando nacen lo hacen sin pelo y por ello están más desprotegidas. "Necesitan sitios que guarden calor y lo guarden de manera estable". Entonces migran hacia construcciones humanas como los desvanes y sótanos. Normalmente se mueven a "varios docenas de kilómetros" en busca de esos lugares más acogedores.
La presencia de estas especies de murciélagos está relacionada, entre otros aspectos, con el propio cierre de la cueva, una puerta con rejas bastante próximas entre sí, que no todos los murciélagos pueden atravesar. En las revisiones que hacen de la cavidad no encuentran otro tipo de murciélagos que no sean los de herradura.
Y eso puede tener que ver con el cierre. Indica Herrera que "la cueva tiene un cierre que se puso hace muchos años, antiguo, que no responde los estándares que se hacen hoy en día para cierres en cavidades en las que hay murciélagos". Este cierre es "muy impermeable para las especies que son menos maniobrables de murciélagos". Hay tipos que no aparecen en la cueva porque "no son capaces de atravesar ese cierre". El experto apunta que estaría bien cambiar la puerta por otra más cómoda para que la puedan atravesar especies menos maniobrables.
Para Roberto Herrera, lo importante es proteger esa vida que tiene la cavidad. Valora positivamente que esta cueva tenga "un plan de uso que tiene muy en cuenta la presencia de los murciélagos y no es habitual". De hecho, la mayoría de las cuevas que hay en España no tiene en cuenta estos factores. En Mondoñedo sí los tienen, en Cintolo compatibilizan usos y entienden que la cueva no puede tener un uso turístico sino de aventura, para proteger el ciclo vital de los murciélagos.